Capítulo 11

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Harry despertó a la mañana siguiente en una cama vacía. Tom no estaba a su lado. Eso lo sorprendió. El hombre se había mostrado tan tierno la noche antes, que Harry había pensado que despertaría a su lado. Pero si no estaba allí, ¿Dónde había dormido?. Es que ahora que había conseguido lo que buscaba... ¿Ya no le importaba Harry?... ¿Ya no lo deseaba?. Eso no podía ser.

Harry notaba una extraña sensación dentro de él. Era una angustia que le oprimía el pecho y le impedía respirar. Sentía que se ahogaba. Un vaso se rompió en el baño. Todo se oscureció para el joven que luchaba por respirar.

-¡Harry!

El alarmado Tom depositó la bandeja que llevaba en una mesilla y corrió a la cama. Abrazó al tembloroso joven y lo apretó contra su pecho.

-¿Harry?

La respiración del chico era entrecortada y jadeante, como si le costase trabajo respirar. Tom le frotó la espalda y le musitó palabras tranquilizadoras. Sintiendo como poco a poco la tensión abandonaba el joven cuerpo, el hombre se separó un poco para poder mirarlo a la cara. Lo que vio en ella lo paralizó.

Había tensión en las dulces facciones, unidas a un profundo dolor.

-Shhh. ¿Qué ocurre Harry?. Dímelo.- Lo instó.

Entre jadeos, menos profundos que hacía un poco, Harry consiguió contar lo sucedido.

-Desperté y no estabas. Estaba solo y pensé...

Harry comprendió lo absurdo de toda la situación. Se había comportado como un niño. Sin pensar, Había descubierto que Tom no estaba y había supuesto que lo había abandonado. Sin pensar, sin razonar había perdido el control completamente.

-¿Y pensaste?. ¿Qué pensaste Harry?

-Nada.

Ahora se avergonzaba de su perdida de control. Y por nada del mundo le diría al hombre lo que cruzó por su mente.

-¡Dímelo! Necesito saberlo para ayudarte.

-Pensé... que me habías abandonado.

Lo dijo tan bajito que Tom tuvo que esforzarse por oírlo, y eso que tenía a Harry entre sus brazos.

Así que era eso. Harry había pensado que, como lo había podido llevar a la cama, lo había abandonado. Debía de haber sufrido mucho. Eso era uno de los síntomas del lazo que se había creado entre ellos y que no hacía más que crecer y fortalecerse. Un lazo, que tras la unión de la noche pasada, se haría aun más intenso.

-Harry. Escúchame. Nunca te abandonaré. Jamas. ¿Lo entiendes?

La cabeza apretada contra su pecho se movió afirmativamente. Lo entendía.

-Solo fui a traerte el desayuno. Pensé, que después de lo de anoche... estarías hambriento.

-Lo siento.- La cara hundida en el amplio pecho.

-No Harry. Yo lo siento. No debí desaparecer así.- Acariciando el suave pelo del chico.- Te traeré un vaso de agua.

Empujó al joven hasta que estuvo tumbado y lo arropó con maternal cuidado. Lo que hizo que Harry riese.

-No me voy a romper.

-Lo sé. Quédate ahí. No te muevas. Vuelvo enseguida.- Desapareció en el baño.

Allí estaba el vaso roto. Y el gran espejo que había en una de las paredes también presentaba una gran grieta en diagonal. Eso eran efectos de la explosión emocional de Harry. Suspiró, sacó su varita y reparó ambas cosas. Por eso debía enseñar a Harry a controlarse, podía llegar a hacer cualquier cosa. Eso no había sido nada comparado con lo que podía llegar a pasar si realmente perdiese el control. Volvió a la habitación con el vaso de agua. No le diría nada, tal vez más tarde.

Lo que yace en la oscuridad [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora