𝕌𝕟𝕠

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~𝕋/𝕟 𝔹𝕝𝕒𝕔𝕜~

A pesar de estar luchando con todas mis fuerzas, me sentía decaer poco a poco. Me encontraba en uno de los pasillos de la mansión Malfoy, luchando con quien alguna vez creí mi abuelo. Kurt McKinnon.

Unos metros más allá, estaba mi primo, Draco, tratando sacarse a un hombre de encima. El sólo hecho de verlo haciéndole daño al rubio, hizo mi sangre hervir.

—¡Suéltalo! —grité con todas mis fuerzas.

—¡Puedo controlarlo, soporta un poco más!

Tal como pidió, seguí luchando con el hombre. En mis manos estaba aquella daga que me había obsequiado Lucius por mi unión a los mortífagos, con ella ya le había hecho unos cortes en la cara al anciano.

Tomaba mis muñecas con ira y una fuerza casi sobrehumana, algo que realmente me asustó, no puedo negarlo. Cuando ya me tenía completamente inmóvil, pensé que me golpearía, pero no, sólo me arrebató aquella arma blanca de mi mano. Me sorprendió.

Traté de correr hacía donde estaba Draco, me daba igual si el viejo quería la daga, que se la quedase. Yo sólo quería salvar al chico que estaba siendo brutalmente golpeado.

Por mis mejillas corrían lágrimas, de ira, de dolor, de desesperación.

Pero cuando me vi cerca del chico, unas fuertes manos me tomaron de la cintura con brusquedad, dejándome completamente inmóvil. Nuevamente traté de luchar contra su agarre, pero algo ocurrió.

Sentí un dolor punzante en mi abdomen, un dolor casi insoportable. Al bajar la mirada, vi como la daga me atravesaba repetidas veces, mientras la sangre manchaba mi ropa, el suelo, y sus manos. El dolor se hacía cada vez más intenso.

—¡No! —Draco gritó con desesperación.

Era de esos gritos que dan escalofríos escucharlos, que se te eriza la piel al darte cuenta del grado de miedo de la otra persona.

Traté de no gritar, para no asustarlo aún más. Me tragué todo mi dolor, sólo para que él creyera que todo estaría bien, que yo estaría bien, pero fingir se me hacía cada vez más difícil.

Finalmente, el anciano se detuvo, y cuando creí caer al suelo, en realidad estaba rodando escaleras abajo, y ahora un dolor insoportable yacía en todo mi cuerpo, mientras veía a Kurt mirándome con una sonrisa diabólica en el rostro.
Llegué al suelo, mis ojos a penas se lograban abrir, me sentí morir, pero en mi mente sólo había una cosa: "Draco, quiero que Draco esté bien. Dejen vivir a Draco". De la nada, a mi lado apareció Narcissa, fue cómo ver un ángel, me sentía a salvo nuevamente.

Y eso fue todo lo que recuerdo de ese día. Todo se volvió negro desde entonces, y no sé cuánto tiempo ha pasado, pero cada segundo, me siento más débil, más cansada. A ratos trato de abrir los ojos, pero no puedo, tampoco moverme, mi cuerpo pesa. Escucho y siento todo, es lo único que no me cansa, ni me duele.

Sé que estoy en coma, he oído mencionarlo a cada persona que entra a verme. Me han inyectado muchas pociones, pero nada funciona, no estoy evolucionando bien.

No sé que día es, lo único que sé, es que es temprano por la mañana. El suave tacto de unas cálidas manos me despierta, en seguida supe de quién se trataba; Andrómeda.

-Buenos días, mi tesoro. -eso es lo que oigo, y una pena inmensa me carcome. La traté horrible la última vez que nos vimos, y desde entonces no nos habíamos vuelto a ver, tampoco hablar. Todo ocurrió porque me ocultó el hecho de que mi madre; Marlene, guardó un pequeño frasco con sus recuerdos antes de morir-. La verdad no sé qué decirte, todo esto nos ha tomado por sorpresa, estamos devastados.

P.D: Aún te amo. [George Weasley] [COMPLETA✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora