Ya no eres de nadie

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Caligula rapido se cambio, para bajar  e ir por incitatus, no sin antes tomar siete espadas de oro, las cuales estas eran de su padre, las cuales habían psado de emperador a emperador. Abordó a su caballo y salió por las puertas traseras del templo, teniendo poca claridad mental para lo que estaba a punto de hacer.

Iría por Calias, pero no para disculparse, sino para acabar con el a como diera lugar, dejaría de lado su estúpido miedo y terminaría con esto de una vez por todas.

La noche parecía sentir lo que pasaría.

Calias reposaba en su cama, con una baja respiración, mis tras que Leo y Medu dormían a su lado.

Paso un lapso de tiempo, hasta que caligula llegó al templo de Calias.
Se veía oscuro y sólo dos pequeñas flamas de la antorcha que alimentaban con su luz.

Caligula dejó a incitatus sujetado a unas ramas secas y fue directo al templo, teniendo en cuenta que debía estar pendiente del león, el cual debía acabar con el si era necesario.

Y dicho y hecho, Leo comenzó a oler a caligula. Eso lo hizo despertarse y regresar a su estado original, siendo un felino, se giró y desperto a Medu, quien estaba entre las sábanas.

Leo rugió al sentir el olor más intenso, escuchando los pasos de caligula, Medu escucho también y se levantó rapido para ser una serpiente y así evitar que lo viesen.

Caligula entró, teniendo en manos la enorme espada en mano.

Leo rápidamente se colocó encima de Calias, para evitar que le hiciese daño el mayor, Medu se enredó en su cuello.

Kunhang miro que Calias dormía, así que estaba perfecto para lo que hacía.

Leo rápido rugió, indicando que estaba a la defensiva.

-alejate de el.- susurro Caligula, apuntandolo. -recuerda que yo era tu dueño desde hace mucho.- y colocó la punta de la espada en su frente del felino.  -hazlo.-

Pero el contrario no hizo nada, sino que rugió más fuerte, para abalzarse a caligula y atacarlo, Medu estaba indeciso de que hacer, debía proteger a Calias y ahorrar energía para lo que viniese.

Caligula era rasgado por Leo, se le hacía imposible encajarle la espada, hasta que lo hizo por fin, dando directamente en el cuello de la felino, quien cayó al piso.

Medu se asustó, saco su lengua, en cuanto caligula se acercaba a Calias.

Pero Calias abrió los ojos de una, mirando a su amado.

Sonrió. -haz venido...- le susurro, para levantarse de la cama y lanzarse a sus brazos.  -¡eh sufrido mucho sin tu ausencia!-

Caligula sintió un enorme dolor en su pecho, incluso ganas de llorar, abrazo al menor. -también te extrañe...¿qué es lo que tienes en tu frente?-

-¿qué cosa?- preguntó el menor, tocándose la zona.

-olvidalo...- sonrío el mayor, peinando sus cabellos.  -vamos.-

-¿a donde?-

Medu bajo de su cuello, para ir hacía Leo, quien tenía cortada la respiración y su cuello, el cual poco a poco se sanaba, harían algo juntos, y morderian, desgarrarian y matarían si era posible para defender a Calias de lo que estaba por venir.

-quiero llevarte a conocer algo.- le respondió caligula.  -vamos, eh traído a incitatus.-

-esta bien.- asintió el menor, siendo ahora cargado por el mayor, para salir del templo.

Leo ya estaba mejor, el y Medu sólo se quedaron ahí, recargando fuerza.

Calias se sentía bastante feliz, NI siquiera pensaba mal de su amado o recordaba lo que paso hace unos momentos, sólo estaba feliz y quería seguir estandolo.
Caligula lo subió al caballo y salieron poco a poco de la isla.

Calias lo abrazaba fuertemente de la espalda para no caerse, mientras sentía la preciosa sensación de ser amado y protegido por Caligula.

Leo rápidamente se hizo persona al igual que Medu.

-¿estas bien?, me asustaste bastante....pensé que te perderia.- preguntó el menor, para acariciar su cuello del mayor.

- lo estoy, pero...¿por qué no los seguimos?, pude captar tu señal.-

-iremos detrás de ellos en cuanto estén más lejos de nosotros...- respondió Medu.  -caligula es un bastardo.-

-¿por qué vino a verlo justo ahora?-

- no tengo idea, pero nada bueno pasará.-

-¿caligula volverá con el?-

- para nada. Caligula acaba de cavar su propia tumba.-

Y así sería.

Calias miraba a su alrededor como llegaban a un camino lleno de rocas y comenzaba a sentirse calor, se dio cuenta que comenzaban a subir una colina.

-¿a dónde me llevas?- preguntó, dándole curiosidad.

- necesito mostrarte algo antes de que desaparezca. -

-¿a qué te refieres?, sabes que soy feliz sólo si estás a mi lado...no necesito nada más. -

-descuida se que te gustará.- respondió el mayor, mientras sus ojos se cristalizaban.

Caligula paro a incitatus, para bajarse y ayudar a bajar a calias, tomandolo de la mano fuertemente y caminar hacia el borde de la colina rocosa, donde se veía el enorme y oscuro abismo.

Calias sonreía maravillado al ver lo que tenía frente a sus ojos.  -estamos muy alto de todos...-

- lo se.- asintió Kunhang, abrazandolo por la espalda, sacando una de las espadas que traía guardadas en la espalda.  -quiero decirte algo.- susurro, armandose de valor,  -te amo.- y enterró la espada en el pecho de calias.

Este de inmediato dio un grito ahogado de dolor, Caligula lo giró, para besarlo por última vez, mientras las lágrimas de ambos hacían un río ya.

-perdóname.- susurro el mayor, para sacar espada tras espada y clavar las siete en todo el cuerpo del menor.

Calias no resistió más.

Caligula comenzó a gritar de impotencia y a llorar desconsoladamente.

-¡PERDONAME, PERDONAME!-  y arrojo a Calias a aquel oscuro abismo.

-si ya no eres mío, no serás de nadie. Ya no soy tu dueño.-

﹚CALIGULA﹙: XiaoDery.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora