07 | NO ABANDONES EL EQUIPO

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Cuándo volvimos a la gran sala, todos suspiramos aliviados de vernos vivos. Mi mirada recayó en Sang-Woo cuando Ali estaba muy ocupado agradeciendo que Gi-Hun estaba sano y salvo pero yo no podía sacarme de la cabeza la idea de que él sabía de qué iba el juego.

Y no lo había dicho.

Sacudí la cabeza y sonreí ante el agradecimiento del anciano sobre el hecho de la estrategia de lamer la galleta. Después de todo, era azúcar. ¿Fue una buena elección decirle a Sang-Woo de la azúcar? No parecía un traidor, pero tampoco le confiaba mi vida a nadie allí dentro. Los de trajes comenzaron a repartir comida, así que nos colocamos en filas y cuando llegó mi turno de tomar entre mis manos la sprite y el único huevo duro que nos daban por persona, bufé.

Eso parecía una broma de mal gusto.

Todos estaban sedientos y con hambre, así que el malestar fue colectivo cuando un reclamo comenzó. Varias personas se habían quedado sin comida. —Preparamos la cantidad justa — esbozo uno de los guardias. Terminé de tragar mi comida y tome un pequeño sorbo del líquido.

—¡Esas personas de allá tomaron comida dos veces!— exclamó una joven señalando al matón y sus secuaces. Noté que la desquiciada estaba ahora con ellos y rodé los ojos. —Yo los vi.

—¡Ah, mierda! Esto es tan molesto— se quejó el matón antes de balancear la bebida en sus dedos. Noté la tensión de la sala. —¿Acaso tiene tu nombre, imbécil?

—¡Es mi porción!— se quejó el hombre antes de abanlzarse sobre él. —¡Ya dámela!— la bebida se hizo añicos en el suelo durante el forcejeo. El matón grito antes de comenzar a golpear al hombre.

Me encogí en mi lugar ante el ruido de los golpes y los quejidos. No era una pelea justa, y eso se notaba a leguas. Rápidamente el hombre quedó tendido en el suelo y el matón continuaba pegándole. Mordí el interior de mis mejillas y compartí una mirada con Gi-Hun. Aquello era malo.

Cuando la paliza termino, Sang-Woo, Gi-Hun y yo no dudamos en levantarnos. Me acerqué el hombre notando sangre en su rostro y boca, y comencé a llamarlo con suavidad, pero no respondía. Sang-Woo tomó su pulso. —Está muerto.

Gi-Hun comenzó a gritar advirtiendo a los demás, y la culpa me carcomio. Morir por los juegos era una cosa, pero ser asesinado frente a todos los demás sin recibir ayuda era otra. Sabía por otro lado que poco podría hacer mi fuerza contra la del matón, pero de haberlo intentando. Sacudí mi cabeza y moví al hombre boca arriba para comenzar a aplicar RCP, quizás tenía la leve esperanza de que aquello solo fuera inconsciencia. —Jung Meissa, detente— murmuró Sang-Woo.

No le oí. Continúe apretando el pecho. Haciendo las compresiones y contando. Dos brazos se aferraron a mi cuerpo para levantarme del suelo y moverme hacia atrás, lejos del cuerpo del hombre y de mi intento de ayuda. Me liberé de aquel agarre notando que se trataba de uno de los trajes y me moví hacia atrás, alejándome. Sentí la viscosidad en mis manos y noté que las tenía manchadas con sangre. Se me atoró la respiración de nuevo.

Sang-Woo se posó delante mío para hacerme entrar en razón, pero su voz se oía lejana, como un eco profundo al cual no podía llegar. Noté que Gi-Hun dejo de gritar y el precio del premio subió.

Se llevaron al hombre en la caja.

Los murmullos se oían lejanos, la adrenalina del momento pareció disiparse dejando nada más que un rastro de desdicha.

Cuándo estuve sentada en la ronda de mis compañeros más cercanos, le di otro sorbo a mi bebida. Observé el líquido en completo silencio y le ofrecí lo que me quedaba al anciano. Él agradeció. —Están planeando algo...— la voz de Sang-Woo me devolvió a la realidad. Moví mi mirada por mi grupo hasta dejarla en el otro lado del salón. El matón y sus secuaces observaban a todos los demás como simple escoria que debían sacarse de encima.

WILDEST DREAMS | SQUID GAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora