18 | BIFURCACIÓN

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MI CUERPO ESTABA ENVUELTO EN SUDOR Y SANGRE. Aquel característico aroma metálico embriagaba todos mis sentidos y con cada paso cuesta arriba sentía que me moría un poco más. —¿Aún no hay señal? — pregunte con debilidad mientras me sostenía de una rama para impulsar mi subida. Nos miramos por unos segundos y negó con lentitud mientras elevaba unos centímetros más su brazo. El maldito celular no agarraba señal, y sin eso, no podíamos enviar nada de la información que habíamos recolectado. 

Él dejo de prestarle atención al aparato por unos segundos y me ayudo a subir una roca. Mordí el interior de mi mejilla en el proceso,  no nos faltaba mucho para llegar a un claro más alto, pero con mi estado, solo nos estábamos retrasando. Un fuerte sonido nos sobresalto, ambos giramos la cabeza hacia atrás, y metros abajo en la playa donde habíamos naufragado estaba el líder. Nos agachamos entre las arboledas para pasar desapercibidos y Jun-Ho susurró que tenia señal. Marcó un numero. —¿Jefe? Jefe, soy Jun-Ho. 

Solo oí murmullos indistintos del otro lado de la línea mientras el cabello mojado se me pegaba a la cara y aquel dolor punzante incrementaba en mi abdomen. —¡Le explicaré después! Ahora le envió pruebas, por favor, mírelas. Necesito apoyo, ¡envié a la guardia costera! — cortó la comunicación y comenzó a enviar las imágenes y los videos que había obtenido dentro de aquel lugar. —Tenemos que seguir— me levanto del suelo y comenzamos a caminar rápido de nuevo, pero realmente el dolor me hizo lanzar un quejido. 

—Detente— pedí. El me dejo arrodillarme sobre el suelo y levante la mirada. —Tienes que irte— le empuje levemente una de las piernas. —Ahora— murmure antes de quejarme y apretar con más fuerza mi costado. Las manos me temblaban. Jun-Ho se arrodillo a mi lado. 

—Puedo cargarte.

—¡No puedes!—  exclame y observe a nuestros alrededores. Muchos nos estaban buscando. Compartimos una mirada; no llegaríamos lejos estando juntos. Él estaba cansado, y yo me estaba desangrando. Éramos un mal combo. Suspire y acaricie su mejilla con una de mis manos dejando un ligero rastro de sangre alli. —Escucha, tienes que irte. Serviré como distracción...

Él se negó rápidamente —¡No voy a dejarte aquí! 

—¡Jun-Ho!— me queje —Entra en razón. Si sales de aquí puedes volver con más policías, con apoyo. Puedes ayudarme después, ahora tienes que irte. — le empuje de nuevo. — Asegúrate de enviar esos mensajes y vete. 

Él dudo, estaba negado a irse pero en el interior sabia que debía. No estaba segura de sobrevivir y el era policía, podría acabar con todo aquello si ponía empeño. Se acercó con rapidez y me tomo por debajo de uno de los brazos, cuando estuve de pie con su cuerpo como apoyo, me miro. —No me voy a ningún lado solo. — declaró. Suspire y mordí el interior de mi labio. 

Era un estúpido. 

Caminamos unos metros más y el reenvió algunos videos que no habían sido enviados. Debimos asomarnos mucho por sobre los arbustos porque un grito nos hizo tener que apresurar el paso —¡Allí están!— exclamo uno de los enmascarados. Empuje a Jun-Ho por delante de mi. 

—¡Corre, corre, corre! — le incentive —Voy detrás de ti. 

Apresurar mis pasos hasta una especie de trote fue un infierno personal, sentía mi herida doler cada vez más pero no podia detenerme. Use varios arboles como sostén para poder correr más rápido y trague saliva cuando la figura de un-Ho frente a mi se hizo más borrosa por momentos. Pese que tuvimos una exhaustiva persecución, nuestro camino termino en un acantilado, solo agua, y el inmenso cielo nos hacían de respaldo. Maldije por lo bajo. Un disparo rompió el aire. Jun-Ho elevó su arma hacia los soldados de rojo que nos arrinconaron segundos después. Un cuadrado y dos triángulos. 

WILDEST DREAMS | SQUID GAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora