12 | UNA ELECCIÓN

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—¿Qu-é?— balbuceé antes de levantarme del sofá con un espasmo atravesando mi cuerpo. Pese a que no podía verme a mi misma sabia que mi expresión era de horror puro. —Do-Sik, ¿Qué haces aquí? — me sentí estúpida ante mi pregunta, pero debía hacerla. No podia creer aquello. 

Me sentía traicionada de un manera inimaginable. 

—Soy el dueño— señalo el lugar antes de beber un sorbo de Whisky —Bueno, mi padre en realidad... 

Di varios pasos hacia atrás y dejé caer mis brazos a los lados de mi cuerpo con desgano. —Tú...¿estas viéndome desde el primer juego? — pregunté. Sentí mis ojos arder. Él asintió. —¿Porque...

Él me miro con fijeza cuando no termine mi pregunta y se levanto con suavidad de su lugar. Recordé los viejos tiempos durante algunos segundos. —Tú aceptaste participar en los juegos, Mei. 

Mei, quise vomitar ante eso. 

La ira me ataco y solté las lágrimas que estaba conteniendo silenciosamente antes de llevar mis manos a mi cabeza y moverme más lejos de él. Sentía que todo comenzaba a girar.  Deje salir un grito desde lo profundo de mi garganta y deshice todo el maldito teatro en miniatura a golpes. Lancé cada parte al suelo. —¿Puedes calmarte? — murmuró. Le enfrenté con la respiración agitada y una mirada cargada de ira. Todo temor se había disipado para abrir paso al torrencial de emociones que venia conteniendo. 

—¿Qué me calme? — una risa irónica abandono mis labios. —¡¿Como demonios me pides que me calme?!— pregunte de nuevo. —¡Acepte participar porque lo necesitaba! Pero...— me detuve y señale la pantalla —¿Qué es eso? — camine hacia su vaso de whisky y lo levanté —¿Por qué mierda estás disfrutando de la desgracia ajena? ¡Todos ellos están aquí por realmente necesitan el dinero!—señale a mis compañeros en la pantalla. —La mayoría realmente lo necesita. Tienen hijos, hermanos...

—Ellos necesitan el dinero, las personas como yo lo tenemos. — respondió. —Es sencillo. 

Me quedé en silencio unos instantes. ¿Personas? —¿Hay más? — cuestione, él me comprendió con rapidez. 

—Los Vip's son quienes pagan el premio. — aseguró —Hacen apuestas. Hubieron varias por ti. 

¿Vip's?

Me sentí asqueada. —¿Entonces solo sientan a ver como asesinan personas y lo disfrutan? No somos caballos de carreras...

—Es entretenimiento, Meissa. No es diferente de los programas amarillistas que humillan personas poniéndolos en una rueda gigante de aire que sopla dinero y riendo cuando aprecian su desesperación. — le miré intensamente y controle mi respiración. No iba a seguir colapsando delante de él, no iba a darle ese gusto. Se acercó a mi, y pese que sentía la ardiente necesidad en el pecho de hacerme a un lado, no lo hice. Dejé mis pies en el mismo lugar como si fueran dos raíces que me aferraban al único gramo de honor que me quedaba. Eleve mi mirada cuando estuvimos cerca, había olvidado lo alto que era. 

Quería gritar, quería llorar, quería golpearle hasta romperme las manos pero no hice nada de aquello. Solo soporte. Justo como lo había hecho toda mi vida. 

—¿Qué hago aquí? —cuestione. Su mirada estaba estática en mi. —¿Qué quieres? 

Pareció volver a la realidad, lejos de los pensamientos que le habían hecho prisionero segundos atrás. —Tengo una propuesta. — Elevé una ceja con escepticismo. —Sigues siendo como antes — sonrió. 

WILDEST DREAMS | SQUID GAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora