En un intento por cambiar de aires y salir de su zona de confort, Marinette decide visitar a su tía en Londres por todo el mes de noviembre a pesar de saber que es una mujer un tanto especial.
Sin embargo, antes de siquiera empezar, aquel intento d...
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Día 03 » Escapar «
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—Qué raro... Creo que Shadow Moth también decidió darse vacaciones —comentó Marinette al terminar de ver el noticiero donde Nadia hablaba de la tranquilidad en París estos tres días.
—Hasta el villano necesita darse tiempo para alentarse después de tantas derrotas —Se burló Kaalki antes de embutirse un crosissant—. Es patético, realmente patético.
Tikki no contuvo su risita cuando su portadora cerró los ojos de manera exasperada al escuchar aquella palabra. Aquella que le hacía recordar irremediablemente a su vecino temporal.
—Que Félix no te contagie sus palabras, Kaalki —añadió la kwami antes de carcajear ante la mirada fulminante de Marinette.
—Olvidemos a Félix. Tsk, ¿quién es ese? —Fingió buscarlo ladeando su cabeza a los lados, y sonrió satisfecha segundos después—. ¡Le mandaré fotos a Alya!
—¿De tus flores o de Félix? —preguntaron ambos pequeños seres al unísono, obteniendo como respuesta la mirada frustrada de su guardiana.
—¡De las flores, obviamente!
Ignorando las carcajadas de los pequeños seres, Marinette alcanzó el pequeño libro que había dejado en la mesa para después dirigirse al sillón y acomodarse a gusto. Luego, fue pasando las hojas con cuidado hasta ubicarse en la que más le había gustado. Tomó su celular y prendió la cámara con una sonrisa emocionada.
—Pobrecitas, aún no entiendo para qué las aplastas —Se quejó el kwami del caballo mientras Tikki solo miraba con atención.
—Es un método para que no se marchiten —explicó ella—. O al menos duren un poco más de lo normal.
Kaalki solo se limitó a asentir, y Marinette estuvo a punto de mandar la primera foto cuando entonces escuchó la puerta principal abrirse, haciendo que ambos kwamis se escondan rápidamente y que la joven azabache cierre con nerviosismo el cuaderno y lo esconda detrás suyo, mientras recostaba por completo su espalda en el respaldo del sillón con el objetivo de ocultar bien su secreto.
