En un intento por cambiar de aires y salir de su zona de confort, Marinette decide visitar a su tía en Londres por todo el mes de noviembre a pesar de saber que es una mujer un tanto especial.
Sin embargo, antes de siquiera empezar, aquel intento d...
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Día 07 » Perjudicar «
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Muy bien, Tamara ya había tenido suficiente.
Debía admitir que había sido una semana realmente interesante, pero incluso ella tenía su límite.
Cruzó sus brazos encima de su pecho y un segundo después alzó una perfecta ceja rubia cuando observó a Félix apretar sus labios antes y desviar su mirada de la del profesor con frustración, murmurando un «lo siento» por lo bajo.
Todo el salón quedó envuelto en un tenso silencio ante la nula respuesta del estudiante estrella, y el docente se quedó con la mirada fija en el rubio antes de fruncir su ceño con lo que Tamara pudo distinguir que era preocupación.
—Espero que cualquier cosa por la que estés pasando se resuelva pronto, joven Fathom. No quiero que más adelante llegues a salir perjudicado —dijo el mayor, recibiendo un imperceptible asentimiento por parte del chico en cuestión, quien sabía que era imposible llegar si quiera a reprobar la materia, pero sin atreverse a comentarlo—. Muy bien, ¿alguien puede responder?
Claro, Tamara se sabía la respuesta; sin embargo, le dio a otro compañero la oportunidad de responder mientras ella aprovechaba para inclinarse al asiento de al lado y mascullarle a Claude:
—Esto ya no es divertido. ¿Qué le pasa a tu amigo?
—¿No que ese era el Félix que conocías? —la molestó con una sonrisa irónica, y ella juntó sus cejas, molesta.
—No. En absoluto es el Félix que conocía. Está muy lejos de serlo.
El castaño rio por lo bajo antes de poner su vista en el susodicho, quien se encontraba anotando algo en su cuaderno.
—Está muy mal, ¿verdad?
Tamara lo imitó y fijó sus ojos azules en la espalda de Félix, haciendo una trompita de disgusto con sus labios rosados.
—Sí...—resopló—. Era divertido al inicio ganarle en todo, pero dejó de agradarme cuando me di cuenta que ni siquiera se empeñaba en llevarme la contra como siempre. Sé que le pasa algo, y sé que tú lo sabes, Durand —ladeó la cabeza hacia él.
