Octubre es el mes en que el velo que separa a las dimensiones es más fino y es posible llegar a otros mundos; es cuando las musas de los okami fickers se reúnen entorno a una fogata disfrutando de la fresca brisa otoñal, toman una taza de chocolate...
Los personajes de Sakura Card Captor no nos pertenecen, la historia que a continuación leerán, es obra de Daria_desu. No se permite reproducción o "adaptación" de ningún tipo, para otros fandoms.
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Mis nervios continúan en todo el camino desde que ingresé a la mansión; la ama de llaves ha sido amable al darme una pista en donde se encuentra Sakura. Al llegar puedo ver como ella está absorta en sus pensamientos.
—Sakura. —Mi voz la saca de sus pensamientos, voltea a verme y me regala una sonrisa que solo ella puede dar.
—Estás aquí —menciona. En ese momento me envuelve con sus brazos, mi cuerpo se tensa, no esperaba una bienvenida así, pero no me quejo y también le correspondo el saludo.
—Me alegra verte —habla al finalizar el abrazo.
Señala la mesita donde han servido el desayuno, una vez que estamos sentados puedo observarla mejor: luce un ligero vestido azul, el cual hace resaltar su delicada piel, su cabello ha crecido desde la última fotografía que me envió. Sus mejillas tienen ese rubor que la hace ver tierna, no ha perdido esa inocencia que la caracteriza.
—¿Cómo estuvo tu viaje? —pregunta, sacándome de mis pensamientos.
—Un poco cansado. —Me apresuro a responder—. En realidad la distancia no fue el problema.
—Ya veo —comenta para después continuar comiendo.
—¿Y qué tal tú?, ¿cuándo llegaste?
—Hace dos noches, Yukito fue muy amable en acompañarme en estos días —menciona con entusiasmo.
—Oh, él, ¿se encuentra aquí? —pregunto, no me sorprendería que en cualquier momento Yukito salga de la casa y se reúna con nosotros.
Él es una de las pocas personas con las cuales simpatizo. Su lazo con Sakura siempre ha estado presente, primero al ser pareja de su hermano y posteriormente al enfrentar los decesos de los dos Kinomoto.
—Está durmiendo. Anoche salió a recorrer el pueblo, supongo que llegó hasta nuestra casa.
—¿No lo acompañaste?
Sakura me da una ligera sonrisa que no llena su rostro, sin querer he tocado un tema sensible.
—Perdona, no fue mi intención...
—Descuida, es solo que yo también me pregunto la razón —contesta al final.
—Quizás no es el momento adecuado. —O la persona adecuada para acompañarte. Intento animarla, mi instinto pide a gritos envolverla en mis brazos y no soltarla, pero solo atino a tomar su mano y apretarla.
