2. Una joya sin brillo.

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Fictober 2021 

Una joya sin brillo. 

Los personajes de Sakura Card Captor no me pertenecen, la historia que a continuación leerán, sí. No se permite reproducción o "adaptación" de ningún tipo, para otros fandoms.

—Despierta, joya mía

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—Despierta, joya mía. —Sentí la lenta respiración de quién dormía muy pegado a mí y aunque no deseaba despertar porque la realidad me golpearía como los rayos del sol, lo hice.

Traté de estirar mis brazos, pero me sentí envuelta al instante por él, quise darme la vuelta para poder verlo y descubrí que Eriol tenía en sus ojos una mezcla de vergüenza y resignación. Antes de quedarme dormida pensé que fui muy dura con él y aunque algo en mí pedía a gritos que le hiciera saber lo que yo estaba sintiendo, era consciente que su arrepentimiento era sincero.

—Te he preparado el desayuno —comentó, sorprendiéndome.
—No te hubieras molestado, era mí...
—A partir de hoy, los días que yo esté en casa serán para servirte a ti, nada más —afirmó, sin soltarme—. Ayer te fallé al no avisarte que regresaría tarde y voy a compensar eso.

Él me soltó y al instante extrañé el calor de su cuerpo, Eriol ya vestía la ropa que acostumbraba a usar cuando se quedaba el día entero en casa y fue inevitable que un suspiro se escapara de mis labios, era hermoso.

—¿Vienes conmigo? —preguntó extendiendo su mano frente a mí—. Me hubiera encantado alimentarte aquí, pero hay algo más que deseo que veas.
—¿El desastre que hice anoche? —Verlo apartar la mirada a otro lado, me dolió, porque lo estaba haciendo revivir un momento que yo estaba tratando de superar—. Perdón... no debí decirte eso.
—Ven conmigo, por favor —pidió una vez más y soltando un suspiro acepté su mano para salir con él de nuestra habitación. Los olores del típico desayuno inglés se extendieron rápidamente a mi alrededor: tostadas, mermelada, mantequilla, huevos y el infaltable té en la porcelana que nos habían obsequiado el día de nuestra boda—. Espero te guste.

Él me animó a sentarme en el comedor y pude ver que la cocina estaba limpia y ordenada, sin señales del desastre que yo había provocado. En el centro de la mesa había un arreglo de orquídeas y otros ramos más pequeños puestos estratégicamente en toda la sala, haciendo que tuviera aún más vida.

—¿Por qué hiciste todo esto?
—Porque quiero que sepas que lamento de verdad lo que sucedió —respondió haciendo a un lado una silla para que yo pudiera sentarme—. Tuve un día complicado y soy un idiota al seguir poniendo excusas, te demostraré que no volverá a suceder.
—Anoche estaba muy sobria y sé lo que dije —recordé las palabras que salieron de mis labios y aunque deseaba no revivirlas tenía que hacerlo, debía luchar por nuestro matrimonio que apenas empezaba—. Si estás ocupado y no podrás acompañarme a lo que hayamos programado, solo dilo. No tener noticias tuyas es más preocupante que cancelar una cita, no quiero ver que estás haciendo un doble esfuerzo solo para estar bien en el trabajo y conmigo. Quiero que seamos felices y si en estos momentos tu trabajo te da todo eso, yo estoy para apoyarte.
—Mi única felicidad eres tú, Tomoyo. —Eriol se arrodilló, tomó una de mis manos y besó la parte interna. Toqué su mejilla y él la apoyó sin apartarse de mí contacto—. De nada me sirven los títulos y nombramientos si tu no estás conmigo para celebrarlos, sería una pérdida de tiempo todo lo que pueda lograr si te estoy dejando en el abandono cuando prometí estar siempre contigo.
—Te amo, Eriol —dije, intentando contener las lágrimas. Sus palabras eran totalmente honestas y su intento por hacerme sentir mejor lo estaba logrando. Él sonrió y tomó impulso para besarme, gesto que yo gustosa, acepté—. Ahora, vamos a comer.

Fictober 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora