7. Domination

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Poseidón no era muy difícil de complacer y por lo mismo, era normal cumplirle cualquier clase de capricho que tuviera en su momento, probablemente por ello sus berrinches eran horribles cuando aparecían, pero ese no era su problema, su único trabajo era solo sonreír y darle a su hermano cualquier cosa que quisiera, poco le importaba el problema que sería para los demás en algún futuro.

Y claro que de entre esas cosas, era dejarse dominar.

No hay excitación más grande que aquella que llega al ver la sonrisa y la mirada de Poseidón mientras lo tiene como quiere, no hay nada a lo que le diga que no, aunque parece que así es, sabe que el pequeño juego de "no dejarse cogerse en cualquier parte" antes de permitir que lo ponga en cualquier lado según sea su deseo, sin importarle nada que disfrutar de la fuerza con la que es tomado, siempre tan fuerte y vigoroso.

—Vamos, separa más las piernas.

Lo escucha quejarse a sus espaldas mientras intenta acomodarlo, sus ojos miran fijamente a la pared mientras su rostro permanece contra el colchón, tenerlo en cuatro parecía ser la posición favorita de su hermano, aunque no era su preferida, el dolor de espalda cuando se enfriara era insoportable y cuando estaban en cualquier lado que no fuera un colchón sus rodillas dolían como nunca.

—¿Te gusta verdad? Te encanta estar de sumiso.

Sonríe divertido por las palabras de su hermano mientras sigue la indicación de Poseidón, tan obediente como le gusta al otro que sea en esas situaciones, probablemente debería de decir algo, burlarse de que esa situación de poder solo la poseía porque él quería que la tuviera, pero antes de poder hacerlo muerde sus labios acallando un grito repentino, su espalda se arquea mientras su hermano se acomoda en el nuevo ángulo que puede alcanzar, golpeando nuevamente su próstata.

Es aquí cuando su mente comienza a quedarse en blanco una vez más, porque no importa cuantas veces pase, aun no es capaz de arreglárselas para lidiar con la estimulación y mantenerse perfecto, sabe que su sonrisa es torpe y ni siquiera se molesta en intentar enfocar a Poseidón, sabe que dice más cosas sin sentido, que no le importan y tampoco alcanza a escuchar, lo único que es capaz de notar es el momento en que su cuerpo llega nuevamente al orgasmo, solo para sentir el calor de su hermano en su espalda, inclinado lo suficiente como para hacer su cabello a un lado y morderlo con fuerza. Abre la boca para intentar quejarse ante la futura marca en su espalda, pero solo un gemido alcanza a salir de sus labios cuando siente el semen llenarlo una vez más, lo que lo satisface y lo hace temblar.

Está satisfecho y solo puede temblar cuando Poseidón sale de él, con una sonrisa, antes de mover su laxo cuerpo para una nueva posición, a la que no se resiste y acepta con cierta emoción, sosteniendo sus propias piernas mientras su hermano se alinea de nuevo, sonriendo ante la sumisión que se le concede y que seguiría teniendo hasta que terminaran en unos días o semanas.

Tiempo de hermanos. [Kinktober 2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora