8. Stygiophilia

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Abre la puerta de la habitación de Hades de un solo golpe, ocasionando un ruido ensordecedor cuando la madera golpea contra la pared, algo que no le importa y que su hermano ya está acostumbrado a ignorar.

—Cierra la puerta.

—¡No!

Entra al lugar con emoción, antes de tirarse en la cama matrimonial intentando tirarse encima del dios del lugar, pero antes de que pueda hacerlo él ya se ha levantado para cerrar la puerta, ignorando por completo como el colchón de la cama recibe al infantil dios del mar.

—No me gusta que dejes la puerta abierta.

—¡Ignora eso, tengo algo que contarte!

Hades respira profundo, mientras niega con la cabeza antes de regresar tranquilamente a la cama, donde Poseidón lo espera ansioso, pero aun así se asegura de hacer todo lentamente, hasta sentarse en el borde de la cama, haciendo que el otro se termine arrastrando para acercarse más, desacomodando la colcha sin preocuparse.

—Me pelee con una señora. —dice finalmente con una emoción, mirando directamente los ojos negros, mientras levanta un brazo para pasarlo por encima de las piernas de Hades, contando su más grande hazaña de ese día.

—Aja ¿Y eso me importa porque...? —permite a su hermano acomodarse a su lado, sin moverse más allá, pero comenzando a acariciar su cabello, peinándolo lo mejor posible, aunque dudaba que fuera a permanecer así, lo que no le importaba mucho, normalmente le encantaba la forma en que flotaba cuando se encontraban en su reino submarino.

—Me mando al infierno y me condeno por incestuoso. —froto su rostro contra la pierna de Hades, feliz, obviamente burlándose de estar cumpliendo las palabras de la señora esa.

—¿Por qué razón esa señora...? —ni siquiera termino su frase ante los ojos brillantes de Poseidón que le observaba, más que sorprenderse por eso, debería sorprenderse como hasta el momento han podido estar juntos sin que el menor vaya y lo grite a uno de sus templos frente a miles de mortales—. En todo caso no deberías de estar aquí.

—Claro que sí, me mando al infierno. —se hizo a un lado en la cama cuando las piernas de Hades lo patearon, con su sonrisa cada vez más grande al ver como el otro se acomodaba, no a su lado, sino encima de él.

—Pero Poseidón, mi cuarto no es un lugar donde condenarte, hay círculos específicos para eso —aprovecha que el de cabello azul ya está recostado boca arriba para sentarse encima de su cintura, sin siquiera sorprenderse de que el otro esta duro cuando ni siquiera han hecho mucho, de seguro tuvo problemas con la erección mientras peleaba con la señora—. Estoy seguro de que amaras que Kora te llene de babas en la segunda prisión~

—No gracias, preferiría lanzarle uno de mis peces antes de dejar que me babee a mí. —pone sus manos sobre la cadera de Hades, buscando que se mueva encima de su cuerpo, realmente la discusión había sido acalorada, aun cuando el no dijo mucho y la señora simplemente lo mando a su lugar favorito.

—Oh vamos, es solo un tierno perrito ¿Qué es un poco de baba? —se burló un poco más de Poseidón, moviéndose lentamente aun sin intención de que la ropa sea retirada, aunque era algo que no iba a perdurar por mucho, menos mal había cerrado la puerta.

—¿Por qué mejor no te pones de perrito y me la llenas de baba? —está seguro de que su comentario lo hace merecedor de un golpe, pero su hermano esta entretenido frotándose y no parece molestarse tanto por su comentario.

Su victoria solo queda lo suficientemente clara cuando el cabello de Hades le hace cosquillas y sus labios se encuentran.

Sí, este era el infierno que quería.

Tiempo de hermanos. [Kinktober 2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora