ᴛʜᴇ ʙᴜꜱɪɴᴇꜱꜱ

Capítulo 8

Narrador

◉ Hace algunos meses ◉

Sophie llegaba a casa de sus padres luego de dar un paseo. Llevaba un ramo de flores en la mano, e iba tarareando una canción mientras observaba esas calles que tantas veces había recorrido, estando ahora cubiertas con los colores del otoño.

Estar en la ciudad que alguna vez fue su hogar le daba una sensación extraña de nostalgia y angustia, aunque tal vez esto último se debía a su última conversación con Tom. Él la había acusado de estar huyendo luego de terminar su relación, y no podía dejar de pensar en eso.
La verdad era que su madre la había llamado porque necesitaba verla, y al Sophie necesitar tomar distancia de Tom, tomó esto como una grata coincidencia y una buena oportunidad, pero no intentaba huir de nada, solo necesitaba esa calma que su ciudad le otorgaba para poder pensar. O dejar de pensar.

— Ya volví. — le dijo a su madre al entrar a la casa y acercarse para darle un beso en la mejilla — mira lo que conseguí — señaló las flores.

— ¡Oh! A tu padre le encantará. — expresó sonriente Anna 

— Son sus favoritas. — sonrió — Eso espero.

— ¿Qué te parece si tomamos un café antes de ir al hospital? — dijo pasando su mano por el brazo de Sophie

— Me parece estupendo.

Sophie se dispuso a acomodar las flores en un jarrón que estaba en desuso y una vez contenta con el resultado se dirigió a la mesa a esperar mientras su madre preparaba el café para ambas.

Aunque la televisión estaba encendida, ella no le estaba poniendo atención, en su lugar estaba jugueteando con un adorno que había en el centro de la mesa cuando Anna se acercó con una bandeja.

— Sophie mira ¡Es Tom! — exclamó señalando y subiendo el volumen de la televisión.

El pequeño adorno que tenía en su mano se le cayó cuando sus ojos se posaron en la pantalla. Si era Tom, de hecho eran fotos de él. En esas fotos se podía ver que estaba junto a una mujer.
Sophie sintió como su corazón se volvía pequeño cuando pudo leer el título "Romance confirmado"

¿Romance?

Su respiración se detuvo y perdió la noción de su alrededor por unos segundos, hasta que su mamá apagó la televisión y pudo volver a la realidad.

— Cariño... Lo siento, yo creí que...

— Está bien, — mintió y tragó duro — no pasa nada.

— Pensé que era otro tipo de noticia, no sabía...

— De verdad, estoy bien. No te preocupes. — se esforzó por mostrarle una sonrisa y se levantó.

— ¿No tomarás café?

— Tal vez luego, quiero ir a ver a papá ahora. — dijo antes de salir de la casa nuevamente.

[...]

◉ Presente ◉

— ¿Cómo sucedió? — preguntó Sophie mirando a los ojos de Tom

— ¿En verdad te importa? — él tenía los ojos irritados. Se notaba que ambos estaban conteniendo las lágrimas.

— ¿T-te olvidaste... de mí tan pronto? — La voz de Sophie temblaba, tenía miedo.
Si Tom decía que sí, no podría con el dolor. Pero sabía que tampoco podía decir nada, él estaba en todo su derecho de olvidarla y seguir con su vida. Pero...

— No. — apenas se lo oía. — Quisiera, pero no.

Sophie perdió el habla. No podía expresar nada y las lágrimas comenzaron a asomar mientras lo observaba a él.

— Lo de Jessica — prosiguió Tom — no es real.

— ¿Q-qué?

— Es falso Sophie. Es solo...

— ¿Por el negocio? — lo interrumpió — No puede ser...

Tom asintió avergonzado. Sophie se secó las lágrimas que corrían por sus mejillas y se quedó sería.

— No puedo creerlo... — continuó. Ahora Tom era quien no podía expresar una palabra mientras Sophie hablaba — ¿Por qué? ¿Por qué ella? ¿Por qué... yo no? — al decir esto último las lágrimas volvieron a salir sin que pudiera controlarlo.

— Sophie...

— Por supuesto, yo no soy ella. Jamás voy a ser como ella.

— No digas eso. — intentó calmarla Tom acercándose hacia donde ella estaba.

— Ella es linda, amable, inteligente — continuó, perdida en los pensamientos que estaba lanzando en voz alta. No se dió cuenta de lo cerca que se encontraba Tom ahora. — yo... Yo no soy como ella. Jamás lo seré.

— ¡Deja de decir tonterías! — exclamó colocando sus manos sobre los brazos de ella provocando que lo mirara directamente a los ojos. — Sophie... Yo aún te amo...

Las agujas del reloj se detuvieron. Todo fue silencio. Solo el sonido de sus respiraciones se oía en ese momento.

Tom secó con delicadeza las lágrimas que corrían por el rostro de Sophie. Acarició su mejilla y se inclinó hasta estar a escasos centímetros de distancia. Entonces, viendo sus ojos, perdido totalmente en ellos, deslizó su mano hasta tomar el mentón de Sophie y, acercándose más, juntó delicadamente sus labios con los de ella.