ᴛʜᴇ ʙᴜꜱɪɴᴇꜱꜱ

Capítulo 12

Ya era tarde, hacía frío y Sophie seguía afuera. Sentada, con las piernas cruzadas, con la vista en el cielo.

Tom que la vio por la ventana chasqueó la lengua — Se va a congelar. — Sophie se frotó los brazos, y aunque él quería resistir, el impulso fue más fuerte, entonces fue hasta el sofá para tomar una de sus mantas y salió.

— Hace mucho frío. — dijo una vez afuera

Sophie, que no había oído la puerta, se sobresaltó al oír su voz. Pero permaneció en silencio, sin verlo.

— Ten. — le puso con cuidado la manta sobre los hombros.

— Gracias — dijo apenas, y abrazó la manta.

Tal vez debió entrar de nuevo. Miró hacia la puerta, tal vez era mejor dejarla sola. Pero, viéndola allí, sintió que debía quedarse y se sentó junto a ella.

Se miraron el uno al otro, por un pequeño segundo, luego apartaron la mirada y se quedaron viendo a la nada un largo rato.

Solo se oía el sonido del viento entre los árboles, y algún grillo que estaría cerca de allí — Le insistiré a Taika sobre la casa. — soltó Tom cuando sintió que ese silencio se estaba volviendo incómodo.

Ella asintió sin más y volvió a abrazar sus piernas.

— Sophie, yo...

— Está bien. — lo detuvo con la voz en un hilo

— Hablé sin pensar.

— También yo.

Se quedaron en silencio otra vez por algunos segundos, eternos. Hasta que Tom decidió hablar de nuevo.

— Tal vez la paz es demasiado pedir...

Sophie volteó hasta verlo a los ojos y entonces las palabras que él iba a decir se esfumaron.

— ¿C-crees que estuve huyendo?

No podía, viendo a los ojos tristes de ella, Tom no podía decir nada.
Ante su mirada y su silencio, Sophie se puso de pie y se dirigió a la puerta. Pero antes de entrar, volteó a verlo una vez más.

— No eres el único que está cansado de esto. — Le dijo y se quitó la manta de encima para caminar hasta él y cubrirlo. — Me voy a dormir.

Tom asintió, pero se puso de pie rápidamente y se quedó viéndola — Sophie, lo siento.

— También yo.

Sophie entró a la casa y él se quedó solo por unos minutos, mirando al cielo. La frustración lo invadía.
Finalmente, respiró profundo y decidió que era mejor irse a acostar también.

El día había sido demasiado largo.

[...]

Cuando el sol comenzaba a asomarse por la ventana, Sophie se cubrió el rostro con la almohada y se odió a sí misma por haberse quedado despierta hasta tan tarde. Sus pensamientos habían estado aturdiéndola.
Luego de quejarse como cuando era adolescente, salió de la cama y se dirigió a la cocina.

Se sorprendió al darse cuenta de que Tom no estaba en ninguna parte. No lo sabía, pero él tampoco había podido dormir bien y decidió ir temprano al set, que después de todo no era muy lejos. Necesitaba despejar su mente y concentrarse en el trabajo era una forma de hacerlo.

Con mucha tranquilidad, se preparó un café y se sentó a desayunar junto a la ventana. No podía dejar de pensar en el día en que se había ido. Repasando todo lo que había sucedido, pudo entender porque Tom había sentido que ella huía. Aunque no lo veía de la misma manera.
Tenía claro que huir de los problemas jamás resultaba. No era lo que había hecho.

Su padre estaba en el hospital, su relación con Tom había terminado, y Kevin, él solo hacía que todo fuera más difícil. Entonces hizo lo que sintió que era lo mejor, como cuando era niña, fue a casa y corrió a los brazos de su madre.
Los problemas no iban a desaparecer, claro que no, pero por un momento, mientras su madre la abrazaba y le hablaba con su dulce voz, podía sentir que todo iba a estar bien.

Una lágrima corrió por su mejilla al recordar el momento de la despedida, antes de volver para la filmación.
“Esto también va a pasar, hija” le había dicho su madre.

Cerró los ojos y suspiró.
No pasó mucho hasta que el auto que Taika enviaba llegó por ella. Tomó su bolso y salió, lista para un nuevo día de filmación.
Tal vez uno mejor que el anterior.