El desfile de París- Segunda Cita.

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Decepcionada.

Así era como Saijo Claudine se sentía en ese momento.

Aún no superaba lo que su amiga le había dicho. ¿Tanta era la competencia para que todas empezaran a olvidar lo que realmente importaba?

Lo primero que hizo al llegar a su habitación fue cerrar la puerta con seguro, le había prometido a su pareja que no le ocultaría nada, pero aquí es donde nuevamente entraba la decepción. No quería verla triste sólo porque ella no pudo ser capaz de enfrentar algo tan simple como una respuesta. Quizás era el estrés lo que la estaba poniendo tan sensible, no estaba del todo segura, pero quería descansar.

Iba a "lanzarse" en su cama, pero sintió unos toques en la puerta. Ya sabía que se trataba de ella, por supuesto, quién más que la purasangre vendría preocupada de ella.

Y Kaoruko, Kaoruko realmente se estaba volviendo una molestia más y totalmente desesperante e irritante. Gracias a ella era que ahora Junna ya no confiaba en lo que decía. Ya se encargaría de la japonesa en su debido momento.

Decidió ignorar que había oído algo, pero los toques en la puerta no se detuvieron.

—Ma Claudine, sé que estás oyéndome..... Si te sientes mal, yo estoy aquí para tí, voy a escucharte y a entenderte, pero no quiero que te quedes allí sola— puso su mano en la puerta esperando una respuesta.

Una fuerte migraña atacó la cabeza de la mitad-francesa. Era la respuesta negativa que su cuerpo estaba teniendo a todo lo que le había ocurrido. Con debilidad se acercó a abrirle la puerta mientras que con la otra mano se sujetaba su cabeza, sentía que estaba a punto de perder el equilibrio y no quería que eso ocurriera. Todo esto, le traía recuerdos de aquellos desfiles, ahora esa molesta migraña había vuelto.

—¿Ma Claudine?— preocupada abrió rápidamente la puerta encontrándose con una adolorida rubia, que empezó a hacer quejidos del dolor que tenía —¡Ma Claudine!— cerró la puerta y con cuidado la llevó a la cama, no sin antes prepararla para que pudiese acostarse —Tranquila, estoy aquí, no voy a dejar que nada te pase.

—Maya.... Duele.... Ngh... Me duele mucho mi cabeza— la ojiamatista la miró algo desesperada, esta vez parecía ser más grave así que tomó su teléfono y le mandó un mensaje a la persona que más sabía de medicina.

Tsuyusaki-san, ¿Tienes alguna píldora contra el dolor de cabeza grave?”

“Por supuesto, ¿Estás bien Tendo-san?”

“Sí, es Saijo-san quién se siente mal”

“Voy de inmediato”

Claudine comenzaba a quejarse cada vez más pero como no quería que sus amigas se enterasen, lo hacía en el volumen más bajo posible. Maya le abrazó con suavidad y la contenía lo más que podía. Se sentía mal por no haberla notado así antes y por no haberla apoyado más cuando Hoshimi le preguntó aquello, pero eso ya no tenía relevancia, ahora importa su salud ante todo.

Recibió un nuevo mensaje de la de colitas, estaba afuera así que le pidió a su pareja que la esperara un poco.

—Muchas gracias Tsuyusaki-san te estaré eternamente agradecida.

—Es un gusto ayudar, debes darle sólo una por esta noche y si el dolor continúa para la mañana le das otra ¿entendido?— la contraria asintió—Muy bien... Antes de irme, ¿Puedo saber que le sucedió?— preguntó preocupada por su amiga.

—Un pequeño "desacuerdo" que tuvo con Hoshimi-san por decirlo así, además de la presión por saber a quiénes de ustedes debería llevar al desfile...— contó con tristeza y la ojiazul entendió de inmediato.

One-shots [KuroxMaya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora