Guerra: -Obstinada

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Los 7 días pasaron volando y todos se encontraban preparados para el ataque

—¡El momento de cobrar venganza de aquellos que nos han arrebatado a nuestros seres queridos ha llegado! Sé que tuvimos que sufrir en silencio, esperar y dividirnos en este par de años, pero todo ha sido para llegar fortalecidos y reunirnos en este momento. ¡Recuperaremos la paz y seguridad! —expresa Elizabeth a toda la armada

Se encontraban en sus puestos, esperando por la orden de Elizabeth para arrasar todo. John y Alex colocaron 2 bombas en 2 distintas áreas del castillo

—¡Primera estrategia, que comience! —dice Elizabeth por telepatía

Alex con las palmas de sus manos tapa sus oídos, tocando con sus pulgares detrás de sus orejas, y, en total concentración desplaza sus manos formando un rombo juntando en horizontal los dedos índices y medios de cada mano, mientras recita —Diu expectata silentio systematis cochlear —al finalizar el conjuro, le da vuelta al rombo cierra sus palmas y las acerca a ella, mientras cierra sus ojos. Se queda en esa posición y Emma ordena a 3 espadachines que la protejan de cualquier ataque externo

Las criaturas dentro del rango del hechizo de Alex, caen al suelo, debido a que además de haber perdido la audición, han perdido el equilibrio; también debido a que creó un campo sin sonido en todo ese sector, no se escucha cuando John activa dos bombas, que forman dos grandes agujeros en las defensas delanteras del castillo. El equipo de Alex ejecuta el conjuro de camuflaje permaneciendo uno en la guardia delantera para impedir que los de la torre del fondo vieran el desastre causado por ellos; y cada grupo terrestre dirigido por Emma procede a entrar con cautela y asesinar rápida y sigilosamente a quienes están en el suelo sufriendo vértigo.

Por el momento el silencio reina y todos se comunican por la telepatía compartida por Elizabeth.

Emma ordena que cada equipo tome distintas partes del castillo, asesinen a todos y por último rescaten a las personas de los pueblos prisioneros

El tiempo seguía transcurriendo y se adentraban más al castillo. Alex mantiene el hechizo para evitar que se escuche desastre alguno. El plan iba a la perfección, ya que crear una capa espejismo era sencillo para ella.

Había transcurrido mucho tiempo y los oídos de Alex comienzan a sangrar debido a los efectos del hechizo. Conforme iban avanzando ella se iba debilitando más pero sabía que no era momento de ceder.

Josué, el subgeneral de Alex, encontró las mazmorras e hizo un hechizo de búsqueda y reconocimiento para detectar la dimensión del lugar —Alex, los encontré pero tiene gran espesor así que necesito ayuda— Elizabeth transfirió el plano en los pensamientos de Josué a Emma y ella junto con 30 espadachines y 10 de la división de Alex se dirigieron al lugar inmediatamente.

Se encontraron en la entrada —Debemos proceder con cautela informó Emma a la división de Alex, formarán una barrera para cubrir toda el área de la mazmorra, y confíen que cada espadachín los protegerá con su vida de ser necesario— Los espadachines asintieron y se pusieron en guardia.

Todo sería cuestión de tiempo. Primero Josué extiende sus manos a cada lado, cubriendo gran parte de la mazmorra dentro de su hechizo, los demás se fueron uniendo, formando un círculo y así fue como abarcaron todo el lugar, además, endurecieron la barrera a modo que ni Millac podría deshacerla con facilidad, ya que Alex estuvo investigando e inspeccionando la razón por la que Millac pudo salir como si no fuera nada, la encontró, resolvió y le dio ideas para ese hechizo, e instruyó a su grupo

Emma y los 20 espadachines restantes entraron, comienzan a bajar sin hacer ruido alguno. La General cubría la delantera y quien iba atrás de ella, indicaba a los demás que no se movieran mientras ella asesinaba con sigilo y si se necesitaban más espadachines para el combate, actuaban en equipo y en total sincronía; así hicieron hasta llegar. Cuanto más bajaban más se olía la peste. Al llegar al nivel más bajo, quedan atónitos. Nada de lo que han vivido se asemeja. Pedazos de cuerpos tirados, orcos comiendo restos humanos, un olor a putrefacción que les caló hasta los huesos; era repugnante. Siguieron adentrándose y los soldados se iban dividiendo por todo el lugar. Hasta que finalmente encontraron al pueblo que buscaban, si es que se podía llamar así. El lugar era enorme, y habían varias celdas, podían observar que en una de estas, las personas estaban tranquilas, esperando sin conocimiento alguno, el momento de su muerte.

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