Oliver, Hunt y yo nos tomamos de las manos, formando una cadena mientras esperamos con ansias el veredicto del tribunal.
—Este jurado declara a la señora Brenda Coulson —contengo la respiración y mis compañeros imitan mi acción—: culpable de todos los cargos —nos sonreímos los unos a los otros—. Por el delito de malversación de bienes, se le condena a cinco años de prisión. Por el delito de suplantación de evidencia, se le condena a… —la jueza sigue nombrando uno a uno los cargos y la condena correspondiente. En total la pena alcanza los quince años de prisión. Esta vez, Brenda Coulson pasará una buena temporada en la cárcel.
Nos abrazamos entre los tres, pletóricos de felicidad. Luego, saludamos cordialmente al abogado de la defensa.
—¡Me las pagaréis! —exclama la ex esposa de Allan Hunt mientras es esposada por un agente de policía—. Tú… —me observa con demasiada intensidad y rabia, como si quisiera sacarme los ojos—, la diabla con cara de ángel y esa morena zorra que se hace llamar abogada —la acusada es arrastrada por el pasillo de la corte—. ¡Juro que me las pagaréis!
—¡Por nuestro señor Jesucristo! —profiere nuestro cliente—. ¿Cómo pude estar tan ciego por tanto tiempo?
—No pienses en ello, Allan —le anima mi socio—. No vale la pena. Ahora debes mirar hacia adelante.
—No quiso revelar el nombre de su cómplice.
—Confío en que lo hará con el tiempo —intervengo—. Tendrá mucho tiempo en la cárcel para pensar. Hoy celebramos el tercer aniversario de nuestro bufete. ¿Le apetece venir?
—No os diré que no a una alternativa para distraerme —responde—. Será bueno compartir mi tiempo con alguien que no trabaje en la Naviera, para variar.
—Sabia decisión, Allan —pronuncia Oliver—. Andando. Estuviste maravillosa —murmura para que solo yo le escuche en la salida de la corte— y por ello te mereces un premio.
Me gira hacia él, besa mi frente, mi mejilla izquierda, la derecha, mi barbilla y por último, mi nariz.
Oliver ya no insiste en besar mis labios y eso representa un alivio para mí. Ante tanta insistencia de su parte, comenzaba a flaquear. Sé que ayer finalmente él y Kate se sentaron a hablar largo y tendido. Solo espero que todo se solucione de la mejor manera y lo más pronto posible.
Al llegar al bufete, somos recibidos por serpentinas, cintas, papelillos y vítores. Es una simulación de una fiesta de cumpleaños de niños pequeños.
La cabeza me duele un poco, pero de igual forma no rechazo la copa de champán. Aunque Cleo comenzó a trabajar con Matthew Thompson hace una semana, hoy ha venido junto a su jefe para la celebración. También, para mi sorpresa, Eric West ha asistido con su hijo y celebra con nosotros. Ellos, sumado a nuestro personal y el señor Allan Hunt, formamos un pequeño y a la vez numeroso grupo.Este nuevo año tiene muy buena pinta.
—Gracias a todos por venir —Oliver toma la palabra con una copa en su mano—. Este lugar comenzó siendo una simple idea, un sueño prácticamente inalcanzable que comenzó a tomar fuerza cuando supe que mi amiga de toda la vida, Melysa Maxwell, también estudiaría Leyes—a lo largo de los años, Oliver me ha mirado de muchas formas diferente; no obstante, la mirada que hoy me ofrece es totalmente nueva—. Y de ser algo subjetivo, se convirtió en un proyecto de vida. Gracias a Saunders&Maxwell he conocido muy buenos clientes, amigos, colegas y he podido apreciar mi crecimiento profesional y personal. Tengo mucho que agradecer a vosotros por formar parte de mi idea loca; al señor West, por ser mi mentor y enseñarme todo lo que sé; a Fabiola, Cleo y a Gabriela, por estar con nosotrso desde un principio.
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El Precio del Amor
Romance¿Qué puede ser peor que amar a tú mejor amigo en silencio? Pues que ese amigo se case con tu hermana. Melysa se enamoró de Oliver desde el primer momento en que le conoció. Fue algo instantáneo, a primera vista. Sin embargo, nunca se atrevió a admit...