4 de Noviembre de 1712

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RYAN

Cogí varias mantas y miré a Nyx que descansaba en la cama, estudié su rostro y aproveché para acariciar su mejilla suavemente.

Una risa me interrumpió.

Mi hermano estaba apoyado en la pared y me miraba con una sonrisa burlona.

—Se supone que tienes que vigilar el timón.

—Aaron se encarga.

Puse los ojos en blanco y me senté en la cama.

—Es guapa —le miré y vi como observaba a Nyx.

—No es como las chicas del pueblo, déjala.

Negó y se acercó a sentarse al otro lado de la cama.

—No quieres que me acerque, porque la quieres para ti —su mano se fue hacia el muslo de la pelirroja.

—Rhys, déjala.

Levantó las manos y se levantó, antes de salir me miró y sonrió de medio lado.

—Ella decidirá entonces.

Me cabreé, sabía cómo era mi hermano, no era capaz de dejar de mirar a Nyx cuando estaba cerca de mí, y a mí hermano le pasaba lo mismo.

Me fui de allí caminando hasta el exterior del barco, donde vi a Mike y Flora bailaban mientras el hermano de esta miraba desde arriba a ellos con el ceño fruncido.

En el timón, vi a Aaron que de vez en cuando miraba el mapa.

—¿Qué tal?

Asentí y me senté al lado del pan para comer algo. Nyx salió unas horas más tarde, llevaba el pelo recogido en un moño, e iba con el pantalón y una camisa.

Saludó a Flora y Mike, y luego le dio un abrazo a Edmond antes de acercarse a mí y darme un beso en la mejilla, cuando se separó pude ver la cara de Rhys claramente enfadado.

Le sonreí con superioridad y acerqué a Nyx con mi brazo hacia mí, su espalda se apoyó en mi pecho y me miró echando la cabeza hacia atrás.

—¿Qué haces?

—¿No puedo abrazarte?

Se encogió de hombros y yo aproveché para darla un beso en la comisura de los labios.

Mi hermano no tardó en aparecer en nuestro campo de visión.

Fueguito

Gruñí cuando se separó y miró a Rhys.

—Buenos días

—¿A mí no me das un abrazo?

Vi a Nyx acercarse a él y pasar sus brazos por el cuello de Rhys y darle un beso en la mejilla.

Mi hermano la apartó un poco y sus manos quedaron en su espalda y la miró con una sonrisa.

Fueguito, esta noche duermes conmigo.

Ella negó y él la acercó más, pude ver como se empezaba a poner roja.

—Rhys —advertí.

Él me miró y luego bajó las manos aposta.

—Si no quieres dormir, podemos hacer muchas otras cosas.

—De momento quiero que subas las manos.

El rubio negó y la acercó más si era posible, quedaron a milímetros.

—Vamos, Nyx, solo hoy.

Puse los ojos en blanco cuando la pelirroja asintió y Rhys me miró con una sonrisa burlona.

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