11 de Noviembre de 1712

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NYX

Llevábamos escondidos unos días, tenía que parecer que habíamos huido, así que nos encargamos de no salir de casa, no hacer ruido, y preparar la comida para el viaje a las colonias.

Fue el día doce cuando decidimos coger todas nuestras cosas, Edmond estaba mejor y podía andar, aunque debía tener algo de cuidado.

Corrimos por la cuesta y Mike nos dirigió por el campo, hasta que vimos un acantilado. Le miré y vi como sonreía.

—Ahí sigue nuestro barco.

Miramos hacia abajo y todos reímos. Estaba ahí, nadie lo había tocado, la marea no se lo había llevado, era una gran alegría.

Bajamos con cuidado a través de las rocas hasta la playa, y noté como el viento daba en mi cara echando el pelo hacia atrás y reí junto a Flora antes de empezar a correr hacia el barco.

Una vez nos subimos vimos a los chicos empezar a desatar las cuerdas y preparar todo, Rhys se puso en el timón y Flora y yo empezamos a hablar en la parte de atrás y me contaba su aventura junto a Mike.

Cuando ya no vimos tierra, reímos y nos abrazamos, corrí hasta Ryan y le besé. Él me levantó y caminó hasta nuestro camarote.

Sonreí cuando vi que Rhys también entraba.

Me miraron y les sonreí mientras me quitaba la camisa blanca, ambos sonrieron.

Ryan se acercó y pasó sus manos por mi abdomen y mientras me miraba bajaba el pantalón.

Mis manos temblorosas fueron a sus pantalones, y los bajaron, me tiró con cuidado a la cama y noté su erección en mi abdomen, lo que me hizo estremecerme, y besarle de nuevo.

—¿Estás segura?

Preguntó Rhys que se había sentado a un lado. Yo solo asentí y dejé que Ryan se quitara la camiseta y sus manos bajasen hasta mi entrepierna, donde acaricio sus dedos, por ella.

—Estás empapada, Nyx —me sonrojé de inmediato, y ambos hermanos rieron.

—No te avergüences, nos encanta —habló Rhys.

Sonreí y decidí llevar mi mano hasta la erección de Ryan. Él se sorprendió, pero se dejó llevar cuando mis manos inexpertas subieron y bajaron varias veces por su miembro.

—Si te hago daño, dímelo.

Asentí de nuevo y arqueé la espalada, eso pareció ayudar a su penetración, porque entró fácilmente, y solté un pequeño grito, que el pequeño de los hermanos acalló con un beso fogoso.

—Ryan —gemí y él sonrió.

—¿Sigo? —asentí repetidas veces.

Según iba penetrándome una y otra vez, el dolor desaparecía, y notaba placer, y ese placer se intensificaba cuando miraba a mi izquierda y veía a Rhys subiendo y bajando su mano en su miembro.

Volví a arquearme y volví a soltar un pequeño grito, pero esta vez de puro placer, sentí como Ryan también dejaba de moverse.

Cuando ambos relajamos nuestras respiraciones, miré a Rhys, que estaba aumentando la velocidad de su acción.

Me sentí mal al ver que él no había podido tocarme porque estaba su hermano, así que me acerqué a él.

—¿Qué puedo hacer para ayudarte?

Me miró y luego miró su mano.

—Ponte de rodillas —dijo, y yo cumplí.

Su miembro quedaba a la altura de mi boca, y supe lo que quería decir.

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