3 de noviembre de 1712

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NYX

Sentí la mirada de Rhys, pero intenté concentrarme en coger las monedas y guardarlas en un pequeño saco, las guarde en el bolsillo del pantalón y los miré.

—Ve al timón, tienes que encontrar un sitio para poder anclar el barco.

No le miré mientras lo dije, miré a Ryan.

—Busca algo para guardar las espadas y pistolas.

Me giré hacia otra de las trampillas y bajar a coger armas. Vi las espadas y tres pistolas.

Las cogí con cuidado y las subí. Estábamos cada vez más cerca de la tierra, así que dejé todo en el suelo y me acerqué a la proa y pude ver cómo la gente caminaba al lado del mar, con sacos de comida o algunos corriendo.

—¿Estáis listos?

Cogí el cinturón que habían dejado y me lo até en el cintura mientras guardaba la espada a un costado y la pistola en el otro.

Sonreí al ver como Rhys se había puesto un sombrero negro.

—Te dije que era el capitán.

Negué divertida mientras me acercaba a las cuerdas y les pedía ayuda.

Subí al timón y lo dirigí hasta que nos acercamos a los postes. Los dos rubios se apresuraron a enganchar las cuerdas para aclararlo.

Además de echar el ancla.

Miré a Rhys que se había cambiado por una camisa de manga larga y su pelo algo más largo, se lo había peinado, supuse que con agua.

Bajamos poniendo la rampa y me miraron antes de movernos por las tiendas que había, además de comida, debíamos comprar algo de ropa más y quería comprar una aguja y unas tijeras.

Pude notar varias miradas y hasta que no entramos en una de las calles.

Me giré hacia los dos hermanos totalmente pálida, había un dibujo mío.

—¿Cómo ha llegado tan pronto la noticia?

Había carteles de mí, y en todos ponía lo mismo; SECUESTRADA, DOS LADRONES EN BUSCA Y CAPTURA.

Vi a Ryan fruncir el ceño y mientras a Rhys se acercaba a mí y cogía mi mano.

—No estás secuestrada, ¿Sí? —oí al más alto de los hermanos —si quieres irte, puedes hacerlo.

Asentí y seguí caminando con él a mi lado y Ryan al otro. Vi cómo nos acercamos a una taberna.

Miré a Ryan, que me mostró una sonrisa.

Se supone que las mujeres no debemos entrar ahí. Pero tener a cada lado de mí a los dos hermanos me hacía sentirme segura.

Era simple y fácil, al entrar con ellos, además de llevarme la sorpresa, de que no era la única mujer ahí, había varias y me gustó ver que todas estaban sentadas como si no les importase lo que pensaran sobre ellas.

—¿Has probado la cerveza alguna vez?

Miré a Ryan y negué, me soltó de la mano de su hermano y caminamos hasta la barra, donde él pidió dos cervezas y me tedió una, miré por el bar, nadie parecía hacernos caso así que me acerqué la jarra a la boca y bebí.

Ryan levantó la ceja esperando mi reacción, le sonreí y luego decidí volver a beber.

Rhys me sorprendió con un beso en la mejilla, me separé enseguida y le miré sorprendida.

—¿Qué haces?

—Oh vamos fueguito, dime si quieres estar con mi hermano o conmigo.

Negué y me levanté dispuesta a irme. Rhys me paró, le miré fijamente, su pelo algo largo sus ojos verdes.

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