8 de Enero de 1713

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NYX

Llegamos al fin.

Miré a mis amigos y abracé a Flora. Era la despedida, ellos se iban, y nosotros nos quedábamos, aquí aviamos quedado dentro de dos años, el mismo día en el mismo sitio.

—No montes muchos rescates no vaya a ser que nos toque a nosotros rescatarte a ti.

—No hagas mucho ruido, no molestes a los vecinos.

Ambas reímos y luego miré a Edmond, Mike y Aaron ya estaban en el barco, estaban preparándolo.

—Cuídala.

—Por supuesto.

Se acercó y me dio un beso en la frente mientras sus manos se posaron en mi cintura. Cuando miré a Rhys, pude ver en sus ojos lo celoso que estaba, por lo que reí antes de acercarme a ellos.

Me despedí con la mano de Flora de nuevo que se asomaba en el barco sonriente.

Entre los dos hermanos cogieron las bolsas que habíamos preparado para poder tener algo.

—Vamos —dije empezando a andar.

Cuando se nos hizo de noche, estábamos en un pueblo, así que llamamos varias puertas hasta que una de ellas nos dio asilo.

Al día siguiente por la mañana, los agradecimos con un desayuno antes de irnos y volver a andar.

Ese mismo proceso lo hicimos durante tres días, hasta que llegamos a un pueblo, bastante lejos del mar, que era nuestra idea, por si nos buscaban.

Llegamos a la plaza y ahí estaba la casa más grande, cuando nos abrió, vimos a un señor con bigote sonriéndonos.

—Querríamos quedarnos aquí permanentemente —dije.

—Podemos trabajar de lo que queráis —habló el hermano menor.

—Oh, no, no hace falta. Tengo una casa que hace tiempo que no vive nadie, seguro que podéis quedaros.

Nosotros asentimos y le seguimos por el pueblo, durante unas calles.

Nos enseñó la casa y luego se despidió asegurando que tenía cosas que hacer.

Cuando cerré la puerta, me giré para mirar a los hermanos, que sonrieron.

—Habrá que celebrarlo —comentó el mayor.

Yo sonreí y me acerqué a él quitándole la camiseta, y pasando mis manos por su abdomen.

Ryan se sentó en una silla, y Rhys se encargó de bajarme los pantalones, y quitarme la camiseta, mientras nos besábamos.

—Déjate llevar.

Me giró y echó mi espalda hacia adelante, colocando mis manos en las rodillas de Ryan.

Este se había quitado el pantalón y su erección quedaba en mi vista, por lo que agaché más mi cabeza y le miré relamiéndome los labios antes de agarrar su miembro con la mano.

Notaba a Rhys pasar su lengua por mi muslo hasta que llegó a mi centró y gemí aun teniendo el miembro de Ryan en mi boca.

Cuando noté como me penetraba. Me giré para verle y él me sonrió antes de empujar de nuevo mi cabeza.

Rhys lo hacía rápido, más descuidado que su hermano, pero me gustaba, y se sentía completamente increíble.

Cuando él se separó de mí, tras correrse, yo también me separé de Ryan y fui a sentarme a su regazo.

Él cogió mi cintura, y con cuidado, me penetró, me besaba el pecho mientras yo me arqueaba, notando como volvía a sentir ese placer que me hizo correrme.

Ryan no tardó mucho en hacerlo también, y nos quedamos en esa posición unos minutos, descansando y controlando nuestras respiraciones.

—Tenemos que hacer algo, para conseguir dinero. —oí a Rhys.

Le miré aún sentada en el regazó de su hermano, y asentí.

—Tal vez podemos preparar comidas, se cocinar, antes me pasaba el día en la cocina ayudando.

—Preguntaremos si hay requisito.

Había pasado un mes desde que llegamos a Serville, resulta que el pueblo se llamaba así.

Habíamos habitado la parte de abajo con mesas y sillas para poder dar de comer a la gente.

A ellos les gustaba y nosotros no pusimos objeción. Arriba teníamos cinco habitaciones, aunque solo usábamos una, y dentro de poco dos.

Tenía una semana de retraso, y Rhys y Ryan no lo sabían, quería decírselo esta noche.

En el pueblo no sabían sobre nuestra relación, La gente pensaba que yo salía con Rhys, y Ryan era solo su hermano que había decidió venirse con nosotros, igualmente procurábamos no tener afecto físico cuando había más gente delante.

Me acerqué a Rhys, que estaba recogiendo unos platos, y le abracé.

—¿Qué pasa fueguito?

—Nada, solo tengo una sorpresa.

—Déjame pensar una parte de la casa, donde no lo hayamos hecho ya.

Reí y negué.

—No tiene nada que ver con eso.

Vi a Ryan entrar a la cocina con otra pila de platos, y eso significaba que todos se habían ido.

—¿Qué sorpresa tienes? —me preguntó el menor de los hermanos.

Aprovechó que pasó al lado de mí para darme un beso en la frente.

—Vamos a tener un mini fueguito corriendo por aquí, dentro de poco.

Miré sus reacciones, y reí al ver como gritaban y se abrazaban, luego me miraron a mí, y Ryan me besó, mientras Rhys sonreía.

Los meses fueron pasando, y cada día mi barriga se notaba más. Varias personas del pueblo me ofrecieron ayuda con las comidas, y acepté encantada, otros me iban diciendo nombres para el bebé.

Al final un día de verano se nos ocurrió el nombre perfecto. Reese.

3/4

Ya tenemos nombre del mini fueguito.

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Gracias por leerme.

Besos. Los quiero.

Aldara. G

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