10 de Enero de 1715

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NYX

Flora miraba Serville con asombro mientras su mano descansaba en su barriga abultada.

Ya habían pasado dos años desde que nos quedamos aquí a vivir.

Reese nació un catorce de noviembre, mientras por las ventanas caía la nieve haciendo que al día siguiente todo Serville se convirtiera en nieve.

Los vecinos se terminaron enterando de la relación entre los hermanos y yo, pero nadie dijo nada, y lo aceptaron, cosa que nos emocionó ya que podíamos caminar juntos sin que nadie nos mirara mal.

Flora tenía ya cinco meses de embarazo y cuando la vi no la reconocí, se había cortado su cabello castaño y lo llevaba por los hombros, Mike y ella seguían igual de enamorados. Edmond y Aaron seguían viviendo como si fuese su último día, y cuidaban de mi hija como si fuese su sobrina.

Yo también dirigí mi mano a mi barriga, después de varios intentos durante los últimos seis meses, por fin volvía a tener un bebé en mi interior.

Hicimos una especie de ceremonia matrimonial en julio, las comidas iban genial, y ahora tendría la ayuda de Flora, porque querían quedarse aquí a vivir junto a nosotros.

Sonreí cuando vi a Ryan con Reese acercarse.

Reese era hija suya, lo supe en cuanto vi la marca de nacimiento en su brazo que compartía con su padre.

Acaricié el pelo rubio de mi hija. Y sonreí a mi marido.

Al final no fue una mini fueguito, era rubia, pequeña, y tenía uno de sus ojos verdes y otro azul, cuando lo vimos nos asustamos, pero luego nos encantó, sus ojos son de lo más expresivos, y todos en Serville les encanta.

—¿Cómo lo vais a llamar? —pregunté a mi amiga.

—Nos gusta Gwen, pero mi hermano asegura que es un nombre horrible.

—No me parece tan horrible, sería distinto —dije con una sonrisa.

—¿Y tú?

—Yo estoy convencida de que esta vez será un niño, así que se llamara Nash.

—Mi mujer no nos deja opinar sobre ese nombre.

—No lo vais a hacer. Si llega a ser una niña, os dejaré a vosotros elegir, pero como va a ser un niño, se va a llamar así, y no hay discusión ninguna.

Oí la risa de Rhys, y miré la puerta de nuestra casa.

—¿Estáis discutiendo sobre Nash?

—Es culpa de tu hermano, no acepta que es un nombre precioso.

Me acerqué a besarlo y luego miré más allá de la puerta donde vi a Edmond y Aaron hablando con dos chicas.

Reí y me despedí de mis dos hombres para acompañar a Flora hasta su casa, llevaban dos días aquí, y aún se perdía.

Mike abrió y nos miró a las dos.

—Estáis hermosas las dos, ¿Sabéis que nuestros hijos tendrán la misma edad?

—¿Qué sugieres Mike? —preguntó la madre de su hijo.

—A lo mejor terminan emparejándose.

Reí y negué.

—Serán amigos —dijimos a la vez.

Comí junto a ellos, Flora era como una hermana para mí, y Mike era un gran amigo y siempre teníamos un tema de conversación.

Después de ayudar a recoger, me fui de nuevo a casa, donde vi a los dos hermanos empezar a preparar la cena.

Quince años después:

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