UN POCO DE LIBERTAD
****
Sonó la alarma, indicando que eran las 6:30 am.
Vi que Ulrik seguía durmiendo y tenía uno de sus brazos abrazándome.
Tomé la mano de Ulrik y la comencé a mover lentamente, para zafarse del abrazo e ir a bañarme. Pero no pude; Ulrik me abrazó más fuerte.
—Oye, me tengo que alistar para la universidad –susurró en su oído.
—Quiero quedarme así otro rato más –exclamó hundiendo su cabeza en las almohadas.
Se veía super tierno con su pelo todo alborotado.
—Ojalá pudieras, pero tengo que alistarme para la universidad –dije y él sacó su cabeza de entre las almohadas y centra su vista en mí.
—¿Y si no vas y te quedas aquí conmigo acostado? –preguntó y comencé a reír.
—En serio Ulrik, tengo que ir a la universidad –dije y quito su brazo de encima mío y posicionó su cuerpo boca arriba.
—Desde hoy otorgó ahora sí con más ganas cuánto detesto los lunes –gruñó y comencé a reír.
—¿Y eso porque? –preguntó.
—Porque a un chico lindo que está aquí a mi lado le toca ir a la universidad y no se puede quedar conmigo otro rato acostado –exclamó y hace puchero.
—Pobrecito –comencé a reír.
—No te rías, es en serio –pidió–. Estaba muy cómodo y feliz, y tiene que llegar el lunes a dañar todo.
—Comencé a reír –Ok chico que odia los lunes con toda su alma, me tengo que ir a alistar para la universidad –anunció y me levanto de la cama y me dirijo al baño.
—¿Me baño contigo? –me lanza una mirada pícara.
—Ve con calma flash –suelto una pequeña risa.
Me adentro al baño y me meto a la ducha.
Cuando termine de alistarme salí del baño y vi que Ulrik no estaba en la habitación. Así que me dirijo a la sala.
Ahí está él. Está sentado en uno de los sofás, estaba con su celular.
—Hola –dije y él volteo a verme.
—Estas precioso –me regala una sonrisa y me acerqué a él.
—Gracias –siento como mis mejillas comenzaron a tornarse Rojas.
—Te llevaré a la universidad, pero antes iremos a desayunar –dijo el levantándose y quedando en frente mío.
—Vale –dije sonriendo y Ulrik no me quitaba la mirada de encima.
Y me tomó la mandíbula y la alzó para que viera sus ojos. Y me beso. Un beso muy sensual.
—Eres muy lindo –dijo cuando termino el beso.
—Tú igual –le regaló una pequeña sonrisa–, y deja de robarme besos.
—¿Y por qué? –exclamó y hizo un puchero.
—No somos todavía nada y tú ya andas besándome.
—¿Y quien dijo que se necesita esa etiqueta de novios para ser algo? –cuestionó.
En esa parte tiene razón; siempre nos guiamos por conseguir una etiqueta a algo. Eso nos enseñan, pero nunca nos dicen el porqué son tan importantes unas etiquetas para definir algo.
ESTÁS LEYENDO
De Humilde A Príncipe (GAY) © ✓
Roman d'amour¿Quien dijo que un príncipe no puede enamorarse de un chico humilde? ¿Quien dijo que nunca podría encontrar la felicidad? Aquí verás las pruebas de que muchas veces creemos que nunca encontraremos el amor. Y qué en cualquier momento inesperado llega...