32 ¬narrado

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No puedo creer que esto esté pasando —dijo la voz de su amiga a través del teléfono.

— Callate, no puedo con la culpa —mordió una de sus uñas.

¿No le dijiste nada a Tzuyu?

— Claro que no, no sé cómo se lo hubiera tomado... Quizás se moleste y quiera terminar con esto, Mina... Y yo... No quiero...

Tranquila, ella lo entenderá... —Mina soltó un suspiro, sus palabras no se escucharon muy seguras.

— Eso espero...

Se resignó a bajar del auto, tenía al menos 10 minutos en el estacionamiento debatiendo consigo misma acerca de lo que estaba a punto de hacer. Dio unos pasos y dejó salir un suspiró en cuanto vio una silueta bastante conocida dándole la espalda. Relamio sus labios nerviosa.

— Te llamo luego, Mitang —colgó la llamada sin esperar a que su amiga respondiera.

Alzó la mirada, sacudió sus temblorosas manos y aclaró su garganta llamando la atención del chico.

— Sana... —una gran sonrisa se expandió por el rostro del chico una vez que giro para encararla, tratando de acercarse con la intención de saludarla con un beso y abrazo.

La chica dio unos pasos hacia atrás, solo pretendía hacer una pequeña inclinación.

— ¿Cómo estas? —cuestionó la chica algo confundida al verlo con las gafas de sol.

El día estaba bastante nublado.

El chico pareció entender, rio por la bajo antes de quitarse las gafas dejando ver su ojo hinchado y morado.

— Wow, que horror... —Key dejó escapar una risita y alzó los hombros— lo siento...

— No te preocupes... —se volvió a colocar las gafas.

— Y bien, ¿De que quieres hablar? —tomo una gran bocanada de aire y presionó sus labios.

Su acelerado corazón y las náuseas en su estómago le impedían pensar con claridad. Se preguntaba porqué le había propuesto verse, fácil pudo arreglar las cosas con sólo unos mensajes de texto.

— Sobre lo que paso Sana, yo... —vaciló, haciendo ademanes— Sigo estando tan arrepentido...

— Por favor Key, he escuchado esto muchas veces... —lo interrumpió, cerrando sus ojos con fastidio— Y no pienso volver a lo mismo, ya no...

— ¿Estas diciendo esto enserio, Sana ?

— ¿Qué? —cuestionó ofendida por verlo tan impresionada.

— Antes eras tu quien trataba de arreglar las cosas...

— Pues las cosas se han invertido, ya no pienso estar a tus pies... ya no pienso ser una idiota y ser tu sombra

— ¿Te trata bien? —cuestionó dejando salir un suspiró.

Sana miro hacia otro lugar, recordando que le había mentido a Tzuyu para venir a verse con su ex, el chico que tanto le había hecho daño y que no merecía citarla para dar explicaciones absurdas.

— Mejor que tu... —contestó mirando hacia un punto fijo— ¿Como te paso eso?

— El otro día, una chica llego a la tienda de autoservicio donde trabajo... Llevaba un paquete de galletas, tus favoritas... Y de la nada, me golpeó, todo paso tan rápido que —alzo los hombros señalándose así mismo— ni siquiera pude hacer algo...

Frunció el ceño, cabía la posibilidad de que esa chica fuera Tzuyu, pero tampoco la iba a señalar.

Podía ser una simple casualidad.

— ¿Era alta? —cuestionó dándole una mirada fugaz.

— Si, alta y castaña —contesto, Sana asintió cruzando sus brazos.

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Por otro lado, Tzuyu escucho a su amiga bostezar de manera algo exagerada.

— Estoy muy aburrida —comentó Momo mirando la hora en su reloj.— ¿Dónde esta Nayeon?

— Supongo que con Mina, parecen chicles... —cruzó sus brazos— no se separan en ningún momento...

— Tu igual amiga... —le dio unas leves palmadas en el hombro— ¿Cuándo piensas hacer las cosas oficiales con ella? ¿O solo es algo casual?

— ¿Qué dices, tonta? Claro que quiero que estar con ella...

— Te estas tardando un poco... —presionó sus labios— Vayamos con Nayeon, tu eres muy aburrida.

— ¿Disculpa?

— Así veras a Sana...

— Mmm, no está ahí... Dijo que ayudaría a Jihyo.

— ¿Jihyo?

— Si...

— Me pareció escuchar a Dahyun hablando con ella por teléfono para salir a alguna parte... —vaciló y luego alzó los hombros— en fin, vámonos y compremos algo de comer en el camino...

Tzuyu frunció el ceño al escuchar lo que recién le había contado Momo, pero también sabía que su amiga podía ser muy tonta y olvidadiza en algunas ocasiones, así que decidió no tomarle importancia.

— Esta bien, vamos...

Se puso feliz sabiendo que al menos podría esperar a que Sana regresará y verla.

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Recemos por el satzu

desconocido. [satzu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora