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MIRAR EL ATARDECER
La playa es un lugar donde ver el atardecer parece mágico. Es el lugar ideal para ver ese momento en el día que es el más esperado por muchos ya que significa que es hora de descansar, de que el trabajo termine y solo cenen y duerman.
Ahí estaban esta pareja, tomados de la mano sentando en la arena mirando como poco a poco iniciaba el atardecer.
Habían acabado de estar nadando y disfrutando su fin de semana en el mar, ahora sólo sus trajes de baño y cabello terminan de secarse con el aire que se hacía cada vez más frío.
La arena aún estaba caliente, sus rostros estaba rojos por el sol que les dio. Ese día la habían pasado tan bien juntos, que se olvidaron que también venían con sus amigos.
Era un viaje indicando el fin del año escolar, donde pasarían en la playa cinco días entre amigos por una casa propiedad de Maki que se encontraban ahí.
Yuuji y Megumi como clara pareja aprovecharía esas vacaciones para estar juntos y hacer lo que "normalmente" una pareja hacia en la playa.
Yuuji había visto innumerables películas románticas, donde casi siempre había escenas como estas, donde los protagonistas se confesaba su amor o se reconciliaban para luego besarse.
Era claro que ellos no estaban peleados, y eran pareja, así que lo único que les tocaría era besarse mientras que el sol y el mar también lo hacían.
Fushiguro solamente miraba el horizonte hasta sentir que algo se recargaba en su hombro, miró a su novio quien también le estaba mirando y se sonrieron.
— Esto es muy relajante. — comenzó a hablar el azabache.
— Y romántico.
— Y romántico, sí.
— Gumi... ¿podríamos acercamos más al mar?
— ¿Quieres mojarte de nuevo? Nos estamos apenas y secando.
— Solo los pies, tranquilo. — Megumi suspiró y se puso de pie, Yuuji le siguió mientras se sacudía la arena que tenían en el trasero. — Sabes, deberías de mostrar tu torso.
— Sabes que no me gusta mostrar piel.
— ¡Pero si te ves increíble! Aparte ese cuerpo no debe de ser ocultado. — Megumi sonrió de lado para acariciar y así despeinar el cabello húmedo de Yuuji.
— Prefiero mostrártelo solo a ti. — la pequeña sonrisa que le dio Yuuji le hizo feliz.
Cuando los dos sintieron las olas del mar llegar hasta sus pies, fue cuando pararon.
El sol estaba cada vez más abajo, y sus manos seguían igual de unidas que antes.
— Siempre quise ver el atardecer contigo en la playa. — confesó Itadori ganando la atención de su pareja. — Verlo en este lugar es mágico.
— Es especial.
— Lo es. — se pusieron uno frente al otro, dejando al sol que seguía con su ciclo habitual, esconderse bajo el mar.
Las manos de Megumi terminaron en las mejillas de Itadori, quien puso las suyas sobre las del azabache.
Segundos después un beso fue plantado en la frente de Itadori quien sólo fue a abalanzarse a su novio quien casi se caía a la arena.
Megumi tomó de los muslos de Yuuji para cargarlo, mientras el pelirrosa lo tenía abrazado como koala.
Sin decir nada, el pelirrosa tomó la iniciativa de besar a su pareja, con euforia y amor, como si no se hubiese visto desde hace tiempo, como si sus labios no se habían tocado mutuamente durante meses.
Su amor seguía pareciendo como si apenas hace una semana se diesen cuenta de esos sentimientos, sintiendolos con fuerza y pasión.
Ambos se separaron y se miraron, para luego voltear y ver lo último del sol ser besado por el mar.
Ahora el cielo tenía tonalidades azules y moradas, dejando hasta abajo los pocos tonos anaranjados, para que al final, todo el cielo llegase a ser oscuridad propia.
El agua que reflejaba la luz, ahora era oscura y del otro lado ya se notaba la luz de la luna en todo su esplendor.
— Nosotros somos como el sol y la luna. — soltó Megumi, Yuuji le dio la razón con un pequeño beso de piquito.
Itadori fue bajado, y se tomaron de las manos una vez más, para caminar hasta sus amigos que ya recogían las cosas e irse otro día más a esa casa en la playa para pasar la noche.
Durante el resto de sus vacaciones los dos fueron a ver el atardecer juntos, y en el proceso varios de sus amigos les llegaron a tomar fotografías.
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