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COMPARTEN CAMA

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COMPARTEN CAMA

Yuuji se había guardado los nervios en el fondo de su estómago, sintiendo aquella extraña sensación que se quitaba si se alejaba de la puerta de su vecino de habitación.

Itadori estaba teniendo pesadillas últimamente, con ese miedo constante de que Sukuna se apoderara de su cuerpo.

Se armó de valor y tocó la puerta de la habitación de Megumi que fue abierta después de un par de minutos por el azabache bostezando y mala cara.

— Perdón por molestarte, pero... ¿Crees que pueda dormir contigo esta noche? — preguntó mirando a otro lado que no sea el contrario quien se rasco la nuca y se hizo a un lado para que el pelirrosa entrará.

En el fondo de Yuuji, suspiró para si mismo y entró a la habitación, sólo escucho la puerta ser cerrada mientras Megumi se volvía a meter a la cama dejándole un espacio para que Yuuji se acostara a su lado.

Hacía poco habían roto esa línea de timidez que les impedía poder estar así de juntos con el miedo del que al otro no le guste. Dormir al lado de Megumi aún era poco recurrente más que nada para no querer molestarlo, pero le molestaban más esas pesadillas y sabía que el azabache lo entendería y aceptaría.

Y así fue.

Cuando Yuuji se cubrió con las sábanas, se bajó un poco dejando de tocar la almohada para ocultar su rostro en el pecho de Megumi.

El azabache se sorprendió, sabía que el contrario era de los que abrazaban en la noche, pero inconscientemente, sin embargo quedarse ahí en su pecho era nuevo.

Yuuji sólo lo abrazó para apegarse más a él, incluso Fushiguro pudo jurar haber sentido temblar al pelirrosa. Su única forma de calmarlo era acariciando esos cabellos cortos pero sedosos de color rosa.

Un color tan bonito igual que su portador.

Megumi se quedó despierto durante un tiempo hasta que Yuuji dejase de temblar y de sollozar entre sueños, dándole tranquilidad cuando el agarre de aquel abrazo de aflojó, mostrando que la tensión que tenía Itadori se desvanecía.

El azabache suspiró de alivio, y aunque se iba a disponer a dormir, estaba alerta de cualquier cosa.

Él sabía que su chico estaba así por culpa de las pesadilla que se hacían recurrentes, estando sin ganas y con mucho sueño durante el día. Y si él podía hacer algo para que descansará como se debe lo haría, a pesar de que se mantenga despierto por un buen rato.

Lo valia, valia todo por Yuuji.

Las caricias en el cabello rosado se detuvieron pero la mano seguía posada ahí, Yuuji no se movió ni un poco de la posición cómoda en la que estaba.

Él se sentía seguro al lado de Fushiguro, desde que lo conoció esa sensación de paz y seguridad que rodeaba al azabache le atraía a Yuuji, que era lo que más necesitaba.

Fushiguro lo hacía sentir seguro, y tener a alguien que lo abrace, le hace sentir que lo protegera si algo sucede, incluso si lo que sucede está en su mente y es el único que lo puede ver.

La habitación quedó de nuevo en silencio exceptuando por las respiraciones y leves ronquidos de Yuuji.

El reloj despertador que tiene Megumi, marcaba las tres de la mañana, en unas cuatro horas más seria hora de lavantarse para tener un día productivo como hechiceros que necesitaría de todas sus energías, energías que debía de recargar en esas horas.

Cosa que funcionó, pues una vez aquel despertador hizo su trabajo de todos los días, los dos despertaron como si hubiesen dormido durante horas y horas, recobrados.

Habían dormido muy bien, y aunque ambos lo ignoraran era porque los dos habían dormido juntos, habían compartido aquella cama, Yuuji infiltradose para invadir ese espacio por la necesidad de estar en su lugar seguro.

Megumi siempre fue alguien que dormía solo, sin embargo, tener a su lado a Itadori aquella noche, le lleno ese vacío con calidez, de tener a alguien a su lado en la noche.

Sin duda fue algo que repitiendo días posteriores a ese, incluso cuando las pesadillas no eran la razón para que Yuuji se metiese a la cama del azabache, sino que la razón principal era la necesidad de estar juntos.

De sentirse, de pasarse calor, de despertar al lado de la persona que mejor les hace sentir.

Al lado de sus lugares seguros.

Al lado de sus lugares seguros

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