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ABRAZO

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ABRAZO

Yuuji siempre abrazaba a Megumi sin importar qué, ya sea que estaba emocionado, por simple contacto o a veces cuando se asustaba en alguna misión - que en realidad no se asustaba, solo le gustaba estar pegado al azabache -.

Pero hubo un tiempo en que Yuuji dejó de abrazarlo o simplemente dejó de mostrar afecto hacia todos, sobre todo hacia Megumi, y aunque el azabache era alguien que se podría ver lo "alivianado" de que Yuuji dejase de invadir su espacio personal, él se había acostumbrado a eso y admitirá muy en el fondo que le gustaba.

Ahora mismo, los dos estaban en la habitación de Fushiguro, el pelirrosa acostado en el suelo viendo algo en su celular, indagando en el Internet después de que jamás haya tenido un móvil antes.

A veces le preguntaba a Megumi para que servía tal función, o cómo se hacía tal cosa, él le contestaba sin mucho problemas, era lindo verle conocer algo nuevo.

— ¿Eso significa que puedo ver películas ilegalmente? — pregunta el pelirrosa mientras mantenía su mirada y atención en Fushiguro.

— Pues si no quieres pagar una suscripción, sí puedes verlo en esa forma. — los ojos avellana se iluminaron de brillo y sonrió.

— Pero la policía no lo sabrá ¿o sí?

— Puede que lo sepan pero no pasará nada. — se encogió de hombros e Itadori se emocionó.

Megumi solo observaba a un feliz Yuuji con su celular en busca de películas gratis en páginas de Internet. Verlo de nuevo sonreír le hacía sentir bien a Megumi, como si algo volviese a sí mismo.

Se quedó observando al pelirrosa unos minutos más, hasta que se quedó dormido por el sueño que ha traía de días antes.

Que sólo duró un par de horas hasta que una voz y unas manos conocidas le hicieron despertar.

— Gumi, lo siento por despertarte, pero debemos de ir a cenar. — el azabache se quejó y se dio la vuelta, Yuuji gruñó en forma de broma. — No te voy a traer la cena.

— No la traigas.

— Bien, me iré sin ti, eres un grosero. — Megumi nada más escucho como la puerta fue cerrada con fuerza a lo que él volvió a dormir.

Fushiguro se acomodó quedando boca arriba y media hora después sintió a alguien hacerle bolita y aplastarlo.

Despertó abruptamente para quejarse de Itadori que estaba arriba de él sonriendole.

— Ya regrese de cenar ¿me extrañaste? — nada más recibío un golpe como respuesta, haciéndole quejar. — Que grosero eres.

— Por despertarme.

— Si sigues durmiendo no vas a descansar bien después.

— ¿Y a ti que te importa?

— Me importa porque eres tú. — el corazón de Fushiguro le golpeó el pecho al escuchar eso, sus mejillas se pintaron de un rojo y se volteo para que no lo mirara, pero Yuuji si lo observó, así que le hizo burla.

Megumi nada más lo abrazó por la vi cintura para voltearlo y él estar encima del pelirrosa.

— Callate y mejor duerme.

— ¿Contigo? — Megumi asintió.

— Sí ¿qué tiene?

— Nada, sólo se me hace raro ¿algo te pico? ¿Un bicho extraño? ¿Una maldición?

— No, quien está extraño eres tu, así que calla y duerme. — dijo para acomodarse en el pecho de Itadori, acurrucandose.

— Yo estoy normal.

— No, no lo estás. — Megumi suspiró. — Dejaste de ser cariñoso y darle abrazos a todos, algo sucede.

— No sucede nada, solo deje de hacerlo porque se ve que les molesta. — Megumi alzó su cabeza para volver a verse cara a cara.

— A mi no me molesta que lo hagas, me gusta. — Itadori se sonrojó ante aquella acción y sonrió para abrazar fuertemente a Megumi.

— ¡Me alegro! Se me hacia difícil no abrazarte. — contestó con la alegría de siempre.

Después de eso ambos duermieron abrazados.

Después de ese encuentro, los abrazos volvieron a ser parte del día a día de ambos, incluso hubo ocasiones en que Megumi era el que tomaba la iniciativa para hacerlo, pero siempre era Yuuji el que le encantaba demostrar amor de esa forma

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Después de ese encuentro, los abrazos volvieron a ser parte del día a día de ambos, incluso hubo ocasiones en que Megumi era el que tomaba la iniciativa para hacerlo, pero siempre era Yuuji el que le encantaba demostrar amor de esa forma.

A pesar de que en estos momentos, quien más necesitaba esos abrazos que te daban todo lo que necesitaban, esos abrazos de oso, tan fuertes para darte las energías que necesitas, darte el apoyo y fuerza para seguir, Itadori era quien lo necesitaba, y Megumi lo sabía.

Cada que regresaban a la pequeña habitación que compartían, Megumi esperaba al pelirrosa cansado, con esas ojeras de no dormir bien, y lo primero que hacía era abrazarlo tan fuerte que Yuuji terminaba llorando y decirle lo feliz de tenerlo a su lado.

Sabía que él debía de ser el apoyo del pelirrosa así que como él fue su apoyo en un principio de su historia. Y no era deberle el favor, era demostrar que él también estaría ahí para Yuuji.

Siempre que había un abrazo donde se demostraba todo sin tener que abrir la boca, dar ese apoyo y estabilidad por segundos le hacía sentir a Yuuji mejor, aunque claro, dormir junto y abrazados le hacía descansar todo lo que necesitaba.

Megumi estaba para él, y era lo único que necesitaba.

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