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CUMPLEAÑOS
A Megumi no le gustaba mucho celebrar su cumpleaños, sentía que era un día como todos los demás, la idea de tener fiestas de cumpleaños le hacía indiferente gracias a su infancia.
Al pequeño Megumi jamás le festejaron un cumpleaños, apenas y le decían ese corto y seco "feliz cumpleaños", debido a ello no acostumbra jamás celebrarlo.
Pero eso cambió cuando entró a la preparatoria.
Al inicio conoció a Nobara y a Yuuji, sus mejores amigos. Esos chicos que lo molestaban todo el tiempo, pero él los aguantaba porque los quería. Ellos son tan enérgicos y parecían compartir esa misma neurona en ocasiones que a él le hacía feliz verlos hacer y decir tonterías.
Una vez, cuando Nobara decidía juntarse con chicas, Itadori y él comían juntos en tranquilidad.
Yuuji siempre llevaba almuerzo, no compraba nada en la cafetería de la escuela, y cada vez le convidaba a Megumi quien aceptaba.
— ¿Cuándo es tu cumpleaños? — preguntó el pelirrosa mientra le tendía el topper con fruta en ella.
— Veintidós de diciembre. — comentó para tomar un pedazo de sandia.
— ¡Genial! Estaríamos en vacaciones, que suerte, la has de pasar increíble, aunque ¿te dan regalo de navidad y de cumpleaños? ¿O solo uno? — las preguntas de Itadori lo bombardearon, el azabache le tapó la boca con una de sus manos.
— No me dan ningún regalo y no lo celebro. — comento para luego destaparle la boca a Yuuji quien se quedó con la palabra en la lengua.
— Pero... te haré algo ese día, ya lo verás. — Megumi pensaba que aquello lo olvidaría en cuestión de días.
Pero esos días pasaron a ser semanas y esas semanas a meses hasta que salieron de vacaciones de invierno e Itadori le había invitado a ir a su casa justo el día de su cumpleaños.
Fushiguro solo suspiró al ver los mensajes con stikers de más. Apagó su teléfono y decidió ir a darse una ducha.
Ese día se la pasaría durmiendo o viendo alguna serie, sin embargo esos vagos planes fueron interrumpidos por aquel chico tan risueño.
Cuando Fushiguro estaba listo e iba de camino a la puerta del departamento, su padre quien veía la televisión le habló.
— ¿A dónde vas? — preguntó dándole la atención a su hijo.
— Con Itadori.
— Es tu cumpleaños, ¿vas a celebrarlo con él?
— Parece que tiene una sorpresa, así que iré a su casa.
— Bien, si planeas quedarte a dormir allá, solo avisa. — Megumi asintió y salió de su hogar.
No se llevaba mal con su padre, sin embargo sus conversaciones no duraban casi nada.
