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PERFUME
Megumi olía tan bien ese día y no es que días anteriores no lo hiciera, pero ese aroma era nuevo y adicitivo.
Cuando pudo, lo primero que le preguntó es ¿cuál perfume usaba? Megumi le respondió con indiferencia diciendo que era uno nuevo que su padre le regalo.
Y vaya gustos que tenía Toji para escoger aquella loción.
Yuuji jamás había pensando en su aroma favorito, pero sin duda ahora tenía uno que era ese, ese perfume mezclado con el aroma natural que desprende Megumi hacían una combinación perfecta que a su nariz le encantaba. Si pudiese estaría pegado a su amigo para estar todo el tiempo aspirando ese aroma.
Y eso era algo que Megumi se dio cuenta por lo que le invito a su casa, a pasar el resto de la tarde ahí después de la escuela.
En la sala estaba Toji que fue saludado por un efusivo Itadori quien casi le agradecía por ese perfume a pesar de que no era para él.
Al entrar a la habitación del Fushiguro menor, todo ese cuarto olía a ese perfume.
— ¿Qué acaso infestaste tu habitación con ese perfume? — preguntó Yuuji en modo de broma.
— No, mi padre me dijo que es demasiado fuerte el aroma, y huelo a que es cierto...
— A de ser caro.
— No tengo ni idea y prefiero no preguntar.
— ¿Por qué? — con esa mirada que le dio su amigo entendió todo. — Ah ya, lo siento.
— Veo que a ti te gustó mucho.
— En ti huele increíble, no creo que a alguien le vaya tan bien ese perfume como a ti. — le confesó sentándose en la orilla de la cama.
Megumi se sentó a su lado dejando la mochila tirara por ahí. Acercó a su amigo pasando un brazo por su hombro.
Yuuji por instinto puso su rostro en el hueco del cuello de su amigo, aspirando aquel aroma que estaba más presente en esa parte del cuerpo del azabache.
Cerró sus ojos para tranquilizarse con ese simple olor junto al oír la respiración de Megumi.
— Pareces un cachorro. — comentó Fushiguro al darse cuenta de lo tranquilo que estuvo Itadori al estar en esa posición.
— Es cómodo estar contigo. — el pelirrosa se acomodó aún estando en esa posición. — ¿Ya te dije que eres mi lugar seguro?
Megumi sintió como si su corazón se haya detenido por un segundo al escuchar aquello, observó a Yuuji para ver si era algún tipo de broma de mal gusto pero no era así, él estaba tan cómodo a su lado, con una pequeña sonrisa ligera y la respiración tranquila.
Yuuji también era su lugar seguro, sí, en definitiva.
Pasaron un rato más en ese posición hasta que decidieron ponerse a hacer los deberes que tenían. Para al final ir a cenar en compañía del padre de Megumi.
Cuando Yuuji tuvo que despedirse, abrazó a su amigo para tenerle de cerca una vez más.
— Yuuji, olvidas tu sudadera. — aquello le detuvo por un segundo al nombrado antes de que se saliese de aquella casa.
— Oh, cierto, casi lo olvidaba. — dijo tomando su prenda y sonriendole a Megumi. — Gracias y nos vemos mañana. — agitó su mano para salir de aquel lugar.
Al estar a la esquina para dar la vuelta se le dio por poner su sudadera cerca de su nariz, al aspirar pudo detectar bien aquel aroma del perfume de Megumi.
— ¿En qué momento lo puso? — se preguntó para si mismo, pero no importaba.
De seguro era porque le gustó demasiado que quiso ponerle un poco para que lo tuviese él.
Eso pensó Yuuji pero muy por dentro de él, sentía que era para que estuviese tranquilo y sentir ese sentimiento de pertenencia.
Ese aroma de mezcló con el de él durante mucho tiempo, hasta que su abuelo le obligó a lavar aquella sudadera.
Después de ello, tuvo que pedirle a Megumi que le pusiese más de ese perfume.
Y el azabache lo hizo sin dudar.
A ambos les tenía feliz eso.
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