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FUTURO
Su futuro como pareja parece ser incierto. Yuuji tenía esa preocupación de comenzar una relación romántica con Megumi en las circunstancias que vivían.
El mundo de la hechicería no era un lugar para el cual uno debía enamorarse, los hechiceros ponian en riego su vida para exorcizar maldiciones y existía esa probabilidad de que en alguna de esas misiones alguno de los dos no regresaría.
Sabía que al ser el recipiente de Sukuna, en algún momento cuando ya haya comido los veinte dedos, sería hora de decirle adiós al mundo terrenal y morir, ser ejecutado.
Su futuro como pareja era incierto.
Megumi entró en el sótano con comida chatarra que dejó en la mesa de centro. Se sentó al lado de su novio quien fue a abrazarlo y besarle la mejilla.
— ¿Qué veremos hoy?
— Mamma Mia. — le respondió de inmediato para ponerle play a la película.
— ¿Es un musical? — El pelirrosa asintió.
— La música de ABBA es increíble. — comentó con emoción, Megumi sintió esa felicidad en su interior y abrazó a su novio.
Apenas en esos momentos, era el principio de su relación, las primeras semanas donde no tenían porque tener las inseguridades que después del treinta y uno de octubre comenzarían.
Todo era felicidad, y era solo exorcizar, matar maldiciones junto con su amiga Nobara, soportar a su profesor, estar con sus compañeros de segundo año.
Extrañaría esos momentos una vez las cosas empeoraba en aquel mundo.
Después de Shibuya, el deseo de Megumi estar juntos aumentaba, sabía que necesitaba estar al lado de su novio, del amor de su vida, porque él lo cuidaría.
Sabía que era cuando más Yuuji necesitaba de alguien, y ese alguien sería Fushiguro. Él sería el apoyo de él, lo tenía.
Pero Yuuji no quería que su novio saliera afectado por todo esto, porque él no se perdonaría nada si algo le sucediera.
Sus ideas eran tan distintas, problema de discusiones por el hecho de que no querían ver al otro morir, no quería que saliese afectado por algo externo.
Solo querían que el otro viviera y tuviese un futuro.
Futuro que parecía que Yuuji no tendría una vez todos los dedos hayan sido comidos por él.
