━ 𝐅𝐋𝐔𝐅𝐅𝐓𝐎𝐁𝐄𝐑 | FushiIta.

⟶ 15 ; almas gemelas

ALMAS GEMELAS

En un mundo donde encontrar a tu alma gemela es de las metas que las personas más tienen, en donde por marcas y señales puedes encontrar a esa persona que te complementa, había un par de chicos, los cuales se habían conocido desde hace años, desde que era unos niños.

Normalmente, para identificar a esa persona, al verla o pasar cerca de ella sentirías una chipa, que tu corazón golpea con fuerza tu pecho y te empezará a dar comezón en la marca que tienes.

Yuuji y Megumi se habían conocido en la secundaria, aún sin saber el significado de esas claras señales que les dio su corazón al decirles que conocieron a su alma gemela.

Ninguno de los dos lo sabía, y era claro, normalmente a uno le hablan de estas almas gemelas hasta cumplir los quince donde se alcanza cierta madurez, debido a que cuando uno lo sabe desde pequeño, ese deseo por querer encontrar a quien te complemente se hacía casi y exclusivamente la necesidad y lo que la sociedad quería entenderte ahora es que no siempre vas a necesitar a esa persona para vivir felizmente.

Porque de hecho la mayoría de la población no llegaba a conocer a su alma gemela.

Ellos dos tuvieron suerte de que desde antes de los quince sus destinos se entrelazaran para conocerse.

Cuando los dos apenas tenían catorce años, se dieron cuenta por primera vez lo que era estar enamorado.

Los dos se enamoraron del otro, y a pesar de que el destino así lo quería, porque por algo eran destinados, ellos no lo sabían.

Su amor se forjó sin la necesidad de tener ese pensamiento de "Es mi alma gemela porque el destino lo quiso así". Este nació y creció de manera natural, lejos de saber que ellos nacieron para estar juntos.

Inclusive, antes de cumplir los quince, los dos adolescentes ya habían iniciado una relación, una que sigue perdurando en el presente.

En un presente con ya veinte años, en la universidad, independizados de sus padres, viviendo juntos como una feliz pareja.

Ambos estaban acostados en el sofá, Yuuji encima de Megumi quien lo abrazaba por la cintura. Su vista estaba en la televisión donde pasaban programas de veterinaria.

Los dos preferían ver eso antes que otra cosa.

Era un domingo por la tarde, donde ya habían terminado sus tareas de la universidad, estaban descansado para que el día de mañana iniciará una nueva semana, donde se verían hasta en la noche.

— Gumi... dentro de poco cumpliremos seis años de relación, me preguntaba si ¿querías hacer algo especial? — la vista del pelinegro se posó en su novio.

— ¿Qué día cae?

— Sábado.

— ¿Por qué no hacemos un viaje a la playa? — Yuuji sonrió y asintió para besar a su novio con alegría.

Le gustaba ir a esos viajes cortos donde solo eran ellos dos, admirando no sólo el paisaje que los rodeaba, sino también admirando al otro.

Yuuji no se había imaginado que justamente ese pequeño viaje de un día a la playa sucedería algo que le cambiaría su vida, literalmente hablando.

El casarse siempre fue su sueño, pensaba tener una gran boda para invitar a todos sus amigos, a su familia y sobre todo poder estar de esa manera unido a su pareja, pero al iniciar una relación con Megumi pensaba que su novio sería del tipo de personas que no creía en el matrimonio y preferiría cumplir diez años de relación y muchos más antes de casarse.

No pensaba que ese mismo chico que parecía no querer casarse le terminaría pidiendo matrimonio en la playa donde había gente alrededor suya, no pensaba que se pondría a llorar para luego decirle el tan esperando "si" y besarse mientras la gente les aplaudía y festejaba.

Estar comprometidos, con esos anillos de matrimonio le hacían el hombre más feliz.

Y cabe decir que esa noche una vez regresaron a casa la pasaron muy bien demostrandose el amor que se tenían de todas las formas posibles.

Desde aquel día había cambiado tanto en su relación.

Que lo único que esperaban es terminar todos sus estudios para poder formalmente casarse, para celebrarlos con sus amigos que siempre estuvieron ahí diciéndoles algo tan obvio como que eran almas gemelas.

Porque se enamoraron sin siquiera saberlo y eso les hacía sentir que su amor era especial y mucho más real, porque jamás se fijaron si eran o no destinados, y aunque no lo fueran, se amarían como si sus vidas pasadas habían deseado.

Porque en esa vida lograron quedarse juntos, lograron amarse sin miedo, que nada les impidiese estar enamorados.

Y desde ese fondo tanto Megumi como Yuuji estaban felices, de formar su propia familia sin miedo a alejarse, sin miedo a acabar mal como la última vez.

Sus corazones estaban felizmente unidos y no pensaban separarse, ni en esta, ni en otra vida.