Capítulo 5

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—¿Te gusta ir de compras, Sayuri?

—Uh... no me desagrada, pero prefiero ir cuando sea solamente necesario. —le respondió a Takeomi, con quien había tenido un sentimiento de calidez porque le recordaba a su difunto hermano mayor y a Akashi le recordaba a su pequeña hermana.

—Ya veo.

La chica sonrió un poco y siguió con su trabajo.

—Tenía un hermano mayor. —dijo Sayuri llamando la atención del chico—. Era... unos ocho años mayor que yo, ya ni lo recuerdo. —sonrió nerviosa—. Se parecía un poco a ti, ¿Sabes? Cuando yo era niña/adolescente no era muy femenina que digamos. Me gustaba vestir con anchas ropas para que ningún hombre viera mi cuerpo o me gritaran cosas en la calle —igual lo hacían—, y tampoco usaba mi cabello largo como ahora. —una risilla escapó de sus labios—. La gente me llegó a tachar hasta de lesbiana por esas cosas.

—Que tontos. La gente siempre juzgando antes de conocer.

—Así es. —suspiró—. Él... muchas veces me decía "toma, aquí está mi tarjeta y si es necesario puedes endeudarme para que te compres todo lo que quieras" o "te compré este vestido. Sé que no te gustan las cosas femeninas, pero al menos intenta agradarle a la sociedad para que no sufras". Nunca le hice caso al pobre. —sonrió y Takeomi también, sin pensarlo—. Si hubieses conocido mi habitación en ese tiempo, de verdad creo que te desmayarías. Cosas rosadas, peluches, mangas románticos, etcétera.

Es parecida a Senju.

—Sin embargo, un día normal de clases, yo me quedé sin transporte para llegar a mi casa que era del centro de Roppongi hacia las afueras. Tuve que caminar porque ya se estaba haciendo de noche y las cosas se complicaban un poco más. Había llamado a mi hermano para que me fuera a encontrar camino a casa, pero unos tipos aparecieron de repente sacándome en cara cosas como "tu hermano me debe tal cantidad de dinero" "lo pagaremos contigo" y cosas así. —limpió un poco más el tatuaje y cuando terminó, le sonrió.

—¿Y qué pasó luego?

—Me habían golpeado. —contestó con la mirada baja—. No lograron abusar de mí porque hice lo posible para no llegar a ese punto. Hasta que mi hermano llegó y me ayudó a pelear, pero esos sujetos tenían armas blancas y mi hermanito simplemente no soportó. —se puso de pie para sacar el papel film y pasarlo por el cuello del chico—. Estuvo una noche en el hospital y no pasó la mañana.

—Lo siento mucho, Sayuri.

—¿Recuerdas el vestidito que te mencioné? —se sentó enfrente de él a lo que Takeomi asintió—. Lo usé en su funeral en honor a mi hermano. —sonrió con cierta tristeza—. Seguramente estaba feliz de verme usar algo femenino por primera vez en lo que estuvo vivo. Desde ese día le prometí empezar a vestir con cosas así, aunque son pocos los vestidos que tengo porque me recuerdan a ese día. —se puso de pie y sonrió—. Gracias por escucharme, Takeomi.

—No es nada pequeña. Me recuerdas mucho a mi hermana.

—Oh, ella...

—También falleció. —intentó sonreír, pero salió más como una mueca.

—Lo siento mucho. Perder a un hermano es el peor sentimiento del mundo.

—Eres fuerte.

—Y eso que solo conocen una parte de mi historia. —se puso de y Takeomi la siguió—. Lee esa hoja con sumo cuidado. —miró a los demás—. ¿Quién sigue?

—Yo. —dijo Ran poniéndose de pie.

—Entonces después vendrá Rindo, ¿No?

—Correcto.

la tatuadora de bonten [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora