La chica subió a la azotea de este lugar, encontrándose con Mikey sentado en uno de esos tanques llenos de agua. Tenía su mirada fija sobre la luna, pensando y recordando en cosas que alguna vez vivió en su adolescencia. Incluso la imagen de Sayuri se le presentó en su mente y una genuina sonrisa se formó en sus delgados y rosados labios.
—Manjiro. —la suave voz de la fémina llegó a los oídos de Mikey, quien se volteó enseguida fijando sus negros ojos en los claros de Sayuri—. Por fin tenemos tiempo de hablar. —sonrió, tomando la mano que Manjiro le tendió para llegar a su lado.
—Tu cabello. —fue lo primero que salió de los labios de Sano provocando así que la chica por instinto, se acariciara su pelo.
—Ah sí, cambio de look.
—Se... se te ve bonito. —dijo con nerviosismo y con un sonrojo en sus mejillas. Sayuri lo miró de reojo y esbozó una sonrisa.
—He pasado bonitos días con los otros chicos. En verdad tienen un lindo corazón a pesar de todo. Me han hecho sentir como en casa y eso lo agradezco bastante. —comentó, alzando su mirada al lienzo negro, observando cómo las estrellas por primera vez en este duro invierno se dejaban apreciar.
—¿Tu crees? —la miró, observando su delicado perfil. Ella asintió con una meve sonrisa. Le gustaban sus hoyuelos, por eso le gustaba verla sonreír.
—Por supuesto. Tu también tienes un lindo corazón, Manjiro. —tomó su mano y la acarició con delicadeza. El corazón de Sano se aceleró. La miró fijamente, viendo todas las estrellas dentro de sus ojos. Sayuri era lo más hermoso que se pudo encontrar dentro de toda la mierda, y no estaba arrepentido de buscarla hasta encontrarla.
Porque la verdad nunca fue el destino, siempre fue la insistencia y perseverancia en Mikey para tenerla a su lado, para protegerla, para amarla. Pero eso era algo que solo lo iba a saber él. Y sí, no era casualidad que en todos los futuros se encontraran, pero desde que supo de su existencia, hizo lo posible para al menos verla una vez más.
—Eso es mentira. —bajó la mirada, sintiéndose vergonzoso por tener toda la atención en la muchacha que le gustaba. De la que estaba enamorado.
—Puede que para ti sí, pero créeme que para mí no. ¿Podemos hablar con la verdad?
—¿Quieres saber algo? —la miró, Sayuri se fijó en sus ojeras que estaban más marcadas que la primera vez que lo vio.
—Quiero saber de ti. —apoyó su mentón en su hombro, quedando más cerca del rostro de Manjiro, quien se puso nervioso ante la máxima cercanía con la chica—. Tú ya sabes de mí, quiero conocerte más. Quiero conocer a mi hilo rojo.
Los ojos de Sano brillaron por un momento, pero luego se volvieron a poner oscuros. Y así comenzó a narrar toda su historia, dándose cuenta que decir en voz alta todos los recuerdos le hacía sentir un poco mejor. Sayuri escuchaba con atención, sin interrumpirle o juzgarle, pues entendía que tras perder a un hermano mayor, el que era una figura casi paterna y materna, era muy difícil. Le habló respecto a su difunta hermana menor, sobre Takemicchi, incluso Kazutora y luego volvió a él, dándose cuenta por segunda vez, lo jodido que estaba.
—La última batalla fue la que definió nuestra victoria y en donde Bonten se formó. —le dijo—. Pero dos años antes le había prometido a Takemicchi que los protegería a todos y eso te incluía. —en ningún momento la miró:. Pero aquí estás, con un hombre que resulta ser el más peligroso de Japón y tiene el miedo constante de que estos impulsos oscuros me ganen y pueda hacerte daño. He matado a un montón de gente sin piedad. —le confesó—. South fue el primero, luego otros y así hasta ya no poder tener un número exacto, y temo que seas tú parte de ese número.
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la tatuadora de bonten [completa]
FanfictionHistoria corta. Los personajes le pertenecen a Wakui Ken a excepción de la rayis llamada Sayuri.