Capítulo IX

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Alessandra

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Alessandra

Me muevo entre las sabanas en busca de cubrir mi rostro de los rayos del sol, pero sin mucho excito. Al abrir mis ojos muy lentamente, un fuerte dolor de cabeza viene haciendo que cierre con fuerza mis ojos.

Porque coño tomo tanto...

Cuando por fin puede abrir mis ojos, empiezo a ver todo al mi alrededor... Espera, esta no es mi habitación. En la habitación en la que me encontraba era completamente roja con algunos detalles negros, tenía como temática elegancia con algunos detalles victorianos.

La cama era enorme, de ella colgaba un velo trasparente color rojo, también tenía un gran espaldar color negro y las sabanas seda era tan suave sobre mi cuerpo desnudo que podía quedarme todo el día durmiendo.

Volteo para ver quien está durmiendo a mi costado, era atractivo como me gusta, rubio con unos músculos del demonio, pero no puedo verle la cara, ya que dormía boca abajo.

Suspiro con estrés, seguro ahora mi familia se debe estar preguntando por mí, al levantarme siento un fuerte dolor en mi entrepierna haciendo que me vuelva a sentar a la cama.

¿Qué coño paso la otra noche?, que ni siquiera me acuerdo, puesto que estaba al límite con tanta bebida que tome.

Agarro la camisa que encontré en el suelo que seguro es del desconocido, con dificultad me levanto empiezo a buscar mi ropa de anoche, suspiro al encontrar todo, pero mis bragas estaban completamente rotas.

Tuve sexo con un animal... Definitivamente.

Me acerco hasta él, al hacerlo se me escapa un grito de horror al ver a mi peor pesadilla dormido pacíficamente. Tuve sexo con el prometido de mi hermana... Prefecto, ahora soy una completa estúpida.

—despierta —le tiro un manotazo en su hombro, pero sin mucho excito.

—¡despierta! —grito con enojo.

Alexander gruñe para callarme, pero no pare de gritarle. Él se voltea para volver a dormirse.

—Cállate —murmura.

Yo gruño con estrés porque necesitó volver a casa.

—Alexander, porque no te volteas y miras con qué mujer pasaste la noche —sugiero decidida.

Una parte de mí quería volver a ver la cara pálida que puso Alexander al verme, él se talló sus ojos porque no podía creer la imagen que está viendo ahora.

—No me jodas... —Alexander me observo por última vez, no se la creía, parece que no era la única que tenía unos tragos de más.

—Tuvimos sexo —me aguanto la risa mientras me echo a su costado para poder admirar su cara toda confundida —¿Qué se siente tener sexo con una niña?.

Pecados. (POR CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora