Capítulo XXVI

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Alessandra

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Alessandra

Me muevo entre las sabanas tratando de ocultarme del estúpido sol, pero al moverme choco contra un pecho duro.

Pestañeo unas cuantas veces para abrir mis ojos con lentitud... ¡Carajo!

Me levanto de un golpe para contemplar Alexander y Pablo durmiendo. Alexander esta durmiendo a mi derecha y Pablo dormía mi izquierda; ambos tenían chupetones desde su cuello hasta su abdomen.

¡Quémierda paso aquí!

Con cuidado me bajo de la cama para irme sin mirar atrás al baño.

Un grito se me escapa al verme en el gran espejo del baño, chupetones, muchos chupetones tenía desde mi cuello hasta mis pechos y hombros.

En shock entro a la ducha para empezar a lavar mi cabello.

—¿Qué pasó? —murmuro con frustración.

Con cuidado hago masajes en mi cabello para empezar a masajear con cuido, en eso unas frías manos se apoderan de mis pechos para darles un apretón.

—buenos días, destripadora —saludo con un tono de reciben levanto que hizo que me ponga de los nervios.

Empezó adarme besos por mi cuello y yo casi gritó del susto.

—No le veo un buen día —admito para quitar sus manos de mí —¿sabes que paso a noche?

El niega la cabeza.

—No tengo puta idea qué paso, pero sé que quiero follarte —admite.

—Te quedarás con las ganas, porque yo no quiero —aclaro.

De un solo golpe él me pega contra la pared,  besándome con salvajismo. Sus manos viajan por todo mi cuerpo, haciendo que mi juicio se nuble y jadee con fuerza.

Coloco mi cabeza hacia atrás al sentir como Alexander empezaba a presionar mi clítoris. Al sentir como introduce en dedo, gimo fuertemente para colocar mi cabeza en su hombro.

—¿rápido o suave? —pregunta deteniendo sus movimientos.

—rápido...—murmuro ansiosa.

El sonríe levemente para unir sus labios con los míos.

—Abre un poco más las piernas o te dolerá, amor —ordena mordiendo el lóbulo de mi oreja.

Con rapidez abro más mis piernas. Alexander empieza a penetrarme con rapidez para introducir un segundo, gimo con fuerza, haciendo que sus movimientos se volvieran más violentos, paso mis manos por su espalda y clavo mis uñas en ella.

El gruñe ante mi acción para acelerar sus movimientos, Alexander coloco su cabeza contra la mía para darme cortos besos.

—Alessandra...—murmura con intensidad.

Pecados. (POR CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora