Nadie te cuidará como la persona que lastimaste mil veces y aún está ahí para tí... Porque sí es verdad que de una complicada amistad puede surgir un amor, un amor que te hace sentir comprendido y desesperado a la vez, de esos que te llenan el pech...
Me pregunto cuántos días tarda en que las cosas regresen a la normalidad después de un problema escolar, por más discreta que trataba de ser aún había miradas en mí y más cuando Luke iba a mi lado en los pasillos o comíamos en la cafetería. Oliver me evitaba al igual que el resto del equipo y sinceramente no era cosa que me afectase en absoluto, al menos ahora referente a él, sólo ya no se sentía como antes, llegaba el momento en que pensaba dos veces antes de levantarme de la cama y comenzar a arreglarme para ir a clases.
La evaluación de la segunda maqueta que para sorpresa de ambos siguió intacta en aquella bodega fue de nueve punto siete, era mejor que la anterior, Luke se empeñaba en ignorarme en las clases la mayor parte del tiempo y a veces me sentía en un juego y no precisamente uno divertido, en taller no me dirigía para nada la palabra a no ser que fuese para algún proyecto y más por respuesta a lo que yo le comentaba, aprendí gracias a él a diferenciar entre si habla conmigo o sólo me responde, y después en la hora del almuerzo me buscaba, se sentaba frente a mi y comía su sándwich de salami como todos los días, me contaba cómo percibía a las personas por su vestimenta y a veces jugábamos a adivinar quién sería capaz de iniciar un tiroteo en la escuela y como le haríamos para sobrevivir.
—A veces pienso que tú iniciarías un tiroteo. —le dije recargando mis codos sobre la mesa.
—Si, y los primeros en morir serían los idiotas de las chamarras. —se refirió a los del equipo.
—Eso es…
—¿Justo?— me interrumpió.
—Preocupante. —corregí. —Uno es tu hermano.
—Yo no tengo hermanos. —Sonrió de lado. —¿Y qué harías para sobrevivir?— miré su charola.
—Te regalaría un sándwich de salami.—sonreí señalando su almuerzo.
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—¡Hola!— saludé en un tono lo suficientemente bajo sólo para que Luke me escuchase pero no se molestó ni en verme, su aspecto se veía más desaliñado de lo normal y su mirada se veía perdida en la paleta de su butaca. —¿Todo bien?— le sonreí sentándome en la butaca de al lado, pero de nuevo me ignoró.
Así estuvo toda la clase, ignoraba al profesor y me ignoraba a mí, era como si estuviera aquí pero a la vez no. Acabó la clase y sólo había entendido a medias el despeje de fórmulas, la otra mitad de mi concentración estuvo enfocada en Luke. Se levantó de su lugar y caminó lento hacia la puerta, parecía que me estaba esperando a lo que me apuré para alcanzarlo. Una vez que estuve casi junto a él, siguió su paso dejándome dos pasos atrás.
—A tí te sucede algo, estás más irritado que de costumbre. —troté un poco haciendo sonar los llaveros de mi mochila debido a la prisa.
