LO DIFÍCIL ES QUERERTE

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ﾟ。 CAPITULO 8
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Para suerte del día el cielo estaba despejado, los autobuses escolares estaban estacionados frente a la escuela y pilas de mochilas estaban formadas en cada costado de los autobuses, grupos por aquí y por allá hablando entusiasmados sobre el campamento, otros jugando con los balones que llevarían, tocando guitarras y cantando, y otros sentados leyendo esperando pacientemente. 

—Definitivamente me siento ridículo. —Me habló Luke en medio de un bostezo, dejó caer su mochila a sus pies y se puso sus gafas.

—Y nos vemos aún peor. — Acomodé mi mochila y cambié de mano la maleta pequeña que llevaba.

—¿Qué llevas ahí?

—Botanas y refrescos. —Hablé divertida y él sólo sonrió de lado, me quitó la maleta pero no me la devolvió. Creí que vería el contenido pero sólo estaba haciendo un gesto amable. 

Enarqué una ceja, eso no era muy Luke de su parte. 

—¡Muy bien chicos, los autobuses están estacionados por grupos, acérquense a sus respectivos por favor! — La subdirectora informó a través de un altavoz. —Ya saben cuales son sus grupos, se les dió la lista hace unos días, quien no sepa o recuerde, puede consultarlo en el tablero que está cerca de la entrada.

Me había tocado en el grupo de la materia de taller, autobús cuatro, asientos justo en medio y estaba feliz pues iría en el mismo autobús que Luke, al formarme nos dijeron que iríamos sentados por orden alfabético, pero para mi desgracia un chico del otro grupo que también tenía la misma materia le tocaba sentarse conmigo y Luke en el asiento de atrás con alguien más. 

Antes de que el conductor arrancara el autobús, veo que el chico se levanta susurrando un “gracias bro” y en su lugar se sienta el chico de gafas  con la maleta que me había quitado hace un rato. 

—¿Qué le dijiste para cambiar?— pregunté sonriendo. 

—En realidad él me ganó, fue él quien primero me lo propuso. — me regaló una sonrisa sincera, pocas veces sonreía así y no podía negar que su sonrisa era amplia y bonita, le formaba unas pequeñas arrugas en las comisuras dándole un aspecto tierno. 

Había bullicio en todo el autobús, gritos y aplausos inundaron el angosto lugar en cuanto comenzamos a avanzar los primeros metros. 

—Mierda, si que tengo sueño. Qué ganan citándonos a las seis de la mañana para salir a las siete. —Habló desparramandose en su asiento dejando la maleta sobre sus piernas. 

—¿Desayunaste algo?— pregunté.

—No, preferí dormir. ¿Y tú?

—Tampoco. —miré la maleta abriendola.— ¿Quieres desayunar papas?

—Va. —sonrió de lado sujetando la maleta con ambas manos para que no se cayera en lo que sacaba la bolsa de papas, soltó un sonido más parecido a una risa pero sin serlo como tal. Parecía un niño pequeño.

—¿Asaltaste toda la tienda?— preguntó cuando pudo ver el contenido. 

—No, sólo la mitad. El resto no cabía en la maleta.— reí.

Abrí la bolsa y la incliné hacia él para que pudiera agarrar primero, y de ahí el camino fue silencio, al menos por parte de nosotros que sólo sonaba el crujir de las papitas. No supe cuánto tiempo duraría el viaje, y tampoco supe en qué momento y cuánto me quedé dormida. Traté de acomodarme pues me dolía un poco mi costado derecho pero no podía, me despejé un poco y vi que Luke estaba dormido también, tenía otra bolsa de papas abierta en su mano izquierda y estaba recargado en mi hombro.