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゚。CAPITULO 1
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Nunca me he considerado una chica promedio como mis compañeras de curso, de ese tipo de chicas que se la viven de fiestas y eventos, quizá era porque me sentía incómoda en ese tipo de ambientes, o porque había algo malo en mí que hacía que mis compañeras no me hablasen para convivir con ellas, o la más acertada a la verdad era porque el total de mis amigos era igual a cero. Jamás fui popular y mucho menos los chicos peleaban por mí para ir a los bailes escolares, siempre trataba de no llamar la atención, pasar lo más desapercibida posible era mi mejor habilidad y con el tiempo, ese estilo de vida me gustó. En vez de salir, bailar y beber alcohol y consumir cualquier otro tipo de sustancia, sin pensarlo dos veces prefiero pasar mis noches en casa escuchando música, viendo series o haciendo mi pasatiempo favorito hasta el momento el cuál es pintar con óleo.

No niego que si me gustaría a veces tener amigas o amigos, salir con ellos y pasar un buen rato sin sentirme juzgada, no niego que la mayoría de las veces me siento sola, pero tampoco niego que no me gusta la soledad, llevo un control en mi celular de mi estado anímico, mi terapeuta me dijo hace un mes que eso serviría bastante, y yo solo veo puros cuadros marcados de color azul y lila "triste o deprimida", a veces recuerdo a Van Gogh y quisiera comerme el color amarillo, a veces es lo que siento que necesito pero ¿Quién garantiza que un color asegura tu felicidad?.

Mi mano ya se movía por cuenta propia, en esta ocasión al comienzo había decidido pintar una pradera, pero al mezclar los tonos cálidos para hacer el color de las flores, me dio un tono peculiar, y en vez pétalos ya trazaba un pómulo, era como si el pincel tuviese vida propia y marcaba las facciones, tonos más oscuros le definían, una nariz respingada se formaba entre bocetos de pintura, labios finos y una mandíbula ligeramente marcada, estaba pintando a un chico, en mi vida había hecho un retrato masculino, y de pronto me lo empecé a imaginar más, ojos azules tan profundos como el océano pero sin ser tan claros como el cielo, cabello dorado de ensueño, desde mi perspectiva parecía un príncipe, quizá era el príncipe de mis sueños de cuándo era niña, quizá era la señal de que mi príncipe vendría en brillante armadura como esperaba hace años, quizá si tan sólo quizá existiese en algún rincón de este gigantesco mundo, quizá el sería mi color amarillo.

-Arantxa, llegarás tarde el primer día

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-Arantxa, llegarás tarde el primer día. No te vuelvo a hablar.- Mi madre me habló desde el otro lado de mi puerta.

-Ya oí, en veinte bajo. -respondí más dormida que despierta.

Hoy inician las clases después de casi cuatro cortas semanas de vacaciones de verano, lo que significaba que iniciaría mi segundo año, y en este momento tenía ganas de todo menos de ir a la escuela. Sinceramente extraño esa emoción, esa emoción por estrenar mochila y cuadernos, colores y plumones, el usar uniforme nuevo o llevar materias que desconocía y escoger su cuaderno, dependiendo del cuaderno la materia se volvería o no mi favorita.

LO DIFÍCIL ES QUERERTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora