Love me harder - Ariana Grande ft The Weeknd
—Hola, Emily. ¿Qué tal?, ¿te desperté? —preguntó eso último con diversión, rodé los ojos.
—Estoy bien, gracias. Y no, ya estaba despierta —respondí.
—Hmm, ¿será? Bueno, te llamaba para preguntarte si tu madre te aviso que fui a buscarte...
—Ah sí..., algo me comentó —dije, tratando de sonar despreocupada cuando en realidad estaba comiéndome las uñas.
—Eh..., entonces, ¿si puedo pasar por ti en un rato? —cuestionó. Ambos nos quedamos en silencio por unos segundos y si no fuera porque escuchaba el sonido de autos al otro lado hubiese pensado que ya me había colgado. Pero... ¿qué me pasaba? Era obvio que quería verlo y saber qué era todo eso que tenía que decirme.
—Claro, te veo en cuarenta minutos. —Y colgué. ¡Si, le colgué!
Me levanté sin querer meditar en mi reciente acción, me fui al baño, me duché y cambié en tiempo record. Me observé en el espejo que yacía cerca de mi armario, no era un atuendo extravagante y mucho menos impresionante pero me sentía cómoda.
Bajé sintiéndome segura, aunque un poco asustada y ansiosa, pero segura que ese día iba a solventar muchas dudas y, sobre todo, esperaba que mi paz mental regresara. Porque estaba harta de pasar mis días en el limbo, entre comprender lo que Kyan hacía y la verdadera razón de su comportamiento y actitudes.
Mi madre me observó con una sonrisa divertida, a lo que yo respondí rodando los ojos. Le resultaba tan divertida esa situación y sobre todo yo. El timbre sonó y corrí hacia la puerta, no sentía tanta seguridad de soportar un momento incómodo por mi madre. La conocía y algún comentario podía hacer. Lo mejor era evitar. Abrí, no sin antes de darle una mirada amenazante a mi progenitora y gracias a Dios luego de una última risa se escondió en la cocina. ¡Era tan astuta! De ahí podría escuchar todo y saberlo no me puso mejor.
—Hey... —saludé al verlo frente a mí. Hice un esfuerzo monumental por no revisar su aspecto que, seguramente, dejaría fuego recorriendo mis arterias y dificultades respiratorias. ¡No funcionó!
—Hey..., hola... —dijo, sus ojos viajaron por todo mi cuerpo, desde mis pies, ascendiendo por mis piernas, estómago y llegando a mi cara que estaba color escarlata.
Kyan iba a decir algo pero antes le dije que esperara un minuto y entré casi corriendo a mi casa, me dirigí a la cocina. Debía nivelar los latidos de mi corazón, cerré los ojos y me apoyé en una pared del interior de la cocina y comencé a respirar. ¡Patética! Pronto, sentí la presencia de mi madre, abrí los ojos y me miró extrañada y un tanto comprensiva. Le sonreí.
—Es normal, cariño. No te cierres, es normal sentir todo esto..., es como una montaña rusa, nunca sabes cuándo estarás en la cima o abajo, solamente disfruta de las cosas buenas y sé valiente ante las malas —dijo con ternura. Asentí con la cabeza, haciendo mías sus palabras y maravillosamente me sentí reconfortada.
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A pesar de todo © [COMPLETA]
RomanceEmily pasaba sus días trabajando y ahorrando para pagar sus estudios; y sobre sus planes lo menos que esperaba -o deseaba-, era enamorarse. Ya que, para ella, el hecho de entregar su corazón..., ya no lo concebía como una opción. Sin embargo, fue ah...