30. Sepulcral

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I still love you - Josh Jenkins

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I still love you - Josh Jenkins

No podía creerlo, simplemente era imposible que toda esa pesadilla que por tanto tiempo había temido sucediera

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No podía creerlo, simplemente era imposible que toda esa pesadilla que por tanto tiempo había temido sucediera..., se estaba cumpliendo. Justo en el momento en que la había echado a lo más profundo de mi memoria, justo cuando creía que podía ser feliz, que podía rozar el cielo. Kyan estaba con su rostro escondido entre sus manos, me dolía verlo así, comprender lo que estaba a punto de vivir, no era lo que deseaba, lo que yo anhelaba.

— ¿Qué pasó exactamente? —cuestioné, necesitaba saber la magnitud del problema. Pasaron varios segundos de silencio sepulcral. Un sollozó se escapó de mi boca sin poder evitarlo, esa situación estaba rebasando la poca paciencia y cordura que aun tenia. Descubrió su rostro y me miró con pesar, con dolor y culpa.

—No llores por favor —suplicó, acercándose hasta donde me encontraba de pie—, voy a emendar esta situación, te lo prometo. Haré todo lo que esté en mis manos para encontrar una solución que no me lleve hasta el punto de tener que casarme por compromiso —pronunció cada una de esas palabras con seguridad, aguerrido y decidido a hacerlas realidad y esa seguridad era la que más necesitaba en esos momentos.

—Te creo, todo estará bien, ya lo verás —dije. Sus manos acariciaron mis mejillas en una caricia que se me antojó dolorosa. Pero necesitaba creer y hacerle creer que saldríamos de esa situación—. Yo te ayudaré, no sé cómo pero encontraremos una solución. —Tomé una de sus manos y besé su palma, teníamos que encontrar un arreglo lo más pronto posible.

—Lo sé y muchas gracias. —Sonrió tratando de verse tranquilo pero lo conocía y sabía que estaba muy lejos de sentir eso—. Ahora debo de ir a la empresa, debo de saber cómo exactamente esta nuestra producción tal vez podemos solventar el problema. —Comenzó a buscar ropa limpia, me acerqué.

—Iré contigo —dije decidida. Sacudió la cabeza en una negativa.

—No quiero exponerte a esto, por favor quédate aquí. Ya no quiero agobiarte más –respondió con dulzura. Negué con la cabeza.

—No —refuté con firmeza—, iré contigo quieras o no. —Sonrió, aunque esta no tuvo ni la más mínima intención de asomarse a sus ojos, como amaba que sucediera.

A pesar de todo © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora