36. Planes

6.2K 510 98
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Haunt - Echos

Todo era un desastre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todo era un desastre...

En eso se resumía mi vida, un absoluto desastre. Todo se había desmoronado, las cosas que alguna vez me hacían feliz ya no estaban o ya no surtían el mismo efecto, pues para mí eran simples y sin gracia, sin ningún atractivo. Y me sentía seca, muerta por dentro. Además, ya no tenía nada bueno que dar, a nadie ni siquiera a mi familia y eso estaba acabando conmigo, me estaba consumiendo, yo misma estaba acabando con lo poco que aun tenía.

Y era injusto...

Tres meses después de la invitación habían pasado ya, seis meses sin saber de Kyan, había pausado mis estudios pues con la pérdida de mi bebé y la boda, me había sumido aún más en la depresión. Y es que, era inevitable que no sucediera, ya que, la coraza que me protegía había sido debilitada, golpe tras golpe, hasta dejarme expuesta y vulnerable. Y ya no tenía ánimos de exponerme por mi propio pie, pues el destino se había encaprichado conmigo, arrebatándome poco a poco todo, hasta que por fin me había dejado sin nada. Por lo que, odiaba estar rodeada de gente, envidiaba su felicidad y eso me hacia odiarme porque reconocía que nunca lograría tener siquiera un poco de lo que tiempo atrás había gozado.

Me sentía perdida.

Y eso me molestaba tanto. Sin embargo, las semanas siguieron pasando y durante todo ese tiempo había estado visitando a un terapeuta, en un principio se me hizo muy difícil abrirme pero conforme el tiempo pasada de apoco iba contándole todo lo que me aquejaba y he de admitir que eso, aunado al apoyo de mi familia y amigos, fue como un aliciente para mi alma agrietada. Entonces, comencé a recuperar las esperanzas.

—Nada de lo que sucedió ha sido tu culpa, Emily. Los accidentes pasan, las personas engañan y mienten, así como, la maldad en las personas existen —decía mi terapeuta, luedo de que yo le confesara que no podía perdonarme. Cerré los ojos y di un leve asentimiento, hacía mucho rato que las lágrimas habían dejado de salir, ya solo eran sollozos silenciosos.

—Doctora, me cuenta mucho entenderlo, ¿por qué yo?, ¿por qué no fui al doctor?, ¿por qué no hice algo para salvar a mi bebé? —pregunté, con el corazón roto y con esa agobiante sensación de culpabilidad y arrepentimiento, porque yo nunca quise matar a mi hija, porque yo nunca quise que nada de todo lo que había pasado, sucediera.

A pesar de todo © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora