LIE 13

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Ese día era domingo así que decidí ir al parque con mis hijos. No fue nada fácil hacer que Luna dejara de preguntar por "Jiminnie". Debo reconocer que si algo me dolió muchísimo era que mi hija se haya encariñado tanto con alguien que tal parece no la quería genuinamente.

Ya había pasado un poco mas de una semana desde que Jimin y yo no nos volvimos a ver. No me llamo, no me buscó y era mejor así. Sabía que con solo verlo, querría recuperarlo, pero eso no era posible.

- ¡Kook!- deje de observar a hija jugando en el columpio siendo empujada por su hermano y seguí la voz.

- Hobi- le sonreí cuando llegó a mi lado con dos helados- ¿Para mi? Gracias- le dije robándole el de vainilla.

-¡Oye, es para Tae!- me regañó sin hacer ningún esfuerzo por quitármelo.- Ni modo- me dijo comiendo el suyo- ¿Cómo estás? - me preguntó fingiendo desinterés.

- Bien- le respondió volviendo mi mirada a mis hijos- ¿Todo bien con Tae?

- Si, le dijo que lo convenciste de que no peleáramos por lo tuyo y Jimin. Gracias, Kook.

- No importa- le dije suspirando- Ustedes se ven demasiado bien para pelear por algo ajeno.

- Lo se, somos unos príncipes.- reí por lo que dijo y el parecía orgulloso de ello. - ¿Y eso? ¿Es de Lunita?- baje la mirada a mi regazo y fui consiente del peluche en forma de perro. Desde que Jimin se lo dio y lo "olvidó" ella no se separa del peluche. Su muñeca quedo en el olvido.

- Algo así, le respondí vagamente. Lo vi sacar su teléfono y suspirar.

- Kook, Tae me espera, solo estábamos de paso.- asentí sin problemas.

- Claro, ten una linda cita.

- Gracias, hermano. - se despidió y casi lo vi salir corriendo. A lo lejos vi a Tae esperándolo impaciente, lo normal.

- Pa- Ho se sentó a mi lado y me miró nervioso.

- ¿Pasó algo, Honey?

- ¿Tú estas bien?- me quede en silencio un momento, no sabiendo que decirle porque sus ojitos me miraban muy intensamente.

- Claro, Ho. Todo esta bien- le dije despeinando sus cabellos.

- Entonces...¿podemos, otro día, salir con mamá también?

- Claro, no hay problema- le dije. Era normal que quiera convivir con ambos así que no me pareció rara su pregunta. Pero luego todo tomaría sentido.

 Ese día por la noche, cuando estacione el auto, me pareció ver a alguien esperando en la puerta. Cuando bajé con mis hijos, esta persona se escondió entre los tachos de basura y yo muy cauteloso, corrí con mis hijos adentro. Cuando los deje seguros en la casa, salí a confrontar al sujeto. Pero solo me bastó abrir la puerta para ver a Jimin ahí intentado estar de pie.

- P-Pero. ¿Qué pasó?- pregunté confundido al verlo tan desaliñado y con olor a cerveza.- Jimin, tú-...

- ¡Esto es tú culpa!- me gritó con sus mejillas rosas y sus ojos vidriosos.- Todo es tu culpa- susurró para luego dejarse caer en el piso.

- Jimin, ¿Por qué haces esto?- intenté levantarlo, pero me alejó. Se levantó lentamente y con la mirada gana suspiró entrecortadamente.- ¿Qué pasa?

- ¿P-Podemos hablar?- casi no lo pude escuchar por lo bajo que hablo, pero lo seguí y ambos nos sentamos en el césped de mi jardín que tenía en la entrada de la casa, este no era muy grande como el jardín trasero, pero era bastante cómodo. Nos quedamos en silencio unos minutos y solo podía escuchar sus sollozos que solo me hacían querer llorar también.

LIER (KookMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora