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Estoy experimentando nuevas sensaciones en este despertar

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Estoy experimentando nuevas sensaciones en este despertar. Algo suave y cálido me aprisiona, aunque no es que quiera ir a algún lado; mis fosas nasales se llenan con un aroma al que ya estoy familiarizada, pero que no suelo respirar a esta hora; una leve y cálida corriente de aire roza la piel desnuda de mi hombro a un ritmo calmado. Abro despacio los ojos, encontrando en la penumbra verdosa provocada por las cortinas cerradas un escritorio ajeno con varios libros organizados sobre él. Con delicadeza giro para tomarme un tiempo en apreciar a la persona que duerme plácidamente junto a mí. Algunos mechones de su esponjoso cabello invaden su rostro, el cual es adornado por una sonrisa. Podría acostumbrarme a despertar así a diario.

Entro en el dilema de no saber si dejarla dormir un poco más o despertarla para ir preparándonos para nuestra ida a la piscina. Ella tiene un reloj despertador en su mesa de noche, pero desde mi posición no alcanzo a ver su cara, además de que siento que ella se despertará si me muevo para intentar tomar mi teléfono y revisar la hora. Sin embargo, ese dilema no dura demasiado, ya que su despertador comienza sonar. Kumiko, con movimientos pesados, gira y estira su brazo para silenciar al estridente reloj. Luego, se reacomoda en la cama intentando dormir un poco más. Sonrío con ternura y acaricio su cabello delicadamente.

—Debí suponer que ya estabas despierta, majestad —habla somnolienta—. Dudaría que hayas siquiera dormido de no ser porque fuiste la primera en conciliar el sueño.

Mi sonrisa se amplía recordando lo último que experimenté antes de dormirme. Cuando quedamos satisfechas tras nuestro primer encuentro íntimo, Kumiko sugirió bañarnos juntas, algo a lo que accedí. Luego, cuando íbamos a acostarnos para dormir, yo pedí que lo hiciéramos desnudas. Mi novia no vio problema en ello. Me acomodé sobre su pecho y ella me acarició mientras conversábamos de temas triviales hasta que el sueño nos venció.

—Eres muy cómoda —afirmo besando su mejilla—. Buenos días, amada mía.

—Buenos días, mi Reina.

Si bien aún se nota adormilada, Kumiko sonríe mientras se estira antes de levantarse de la cama.

Si bien aún se nota adormilada, Kumiko sonríe mientras se estira antes de levantarse de la cama

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El sol brilla en lo alto de un cielo completamente despejado. Sus rayos se reflejaban en las aguas, dándoles un hermoso brillo digno de una postal. Sin duda, un ambiente perfecto para un día en la piscina. Al salir del vestíbulo tras ponerme mi traje de baño, escucho que alguien toma una fotografía. Giro buscando la fuente de ese sonido, hallando a Kumiko con su teléfono en mano. Sonrío mientras camino hacia ella.

El desafío de ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora