Capítulo 3: Hoy me siento fácil

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Katra Castle

Para explicar este momento voy a suponer que ustedes son igual que yo, una bola de pánico gay, bi, pan y lésbico. Obvio hay personas bendecidas con el maravilloso don de ser muy extrovertidos, dominantes y confiados, pero yo NO.

Yo no supe desde el principio que me gustaban las mujeres, o tal vez si lo sabia y solo supuse que la única opción confiable eran los hombres, lo cual era ridículo, mi mamá estaba felizmente casada y aun así odiaba a los hombres, eso es un indicio de que sin duda los hombres no son una buena opción. Excepto algunos, no, no solo hablo de Harry Styles ¿Alguien conoce a Dylan OBrien? Bueno hombres sin masculinidad toxica y frágil, Ashton vuelve a tu cueva.

El tema es que después de años de aprender a controlarme frente a una mujer me di cuenta de que no había aprendido nada.

Bueno, como que no se me conectan las neuronas en este momento.

No puedo respirar.

CONTESTALE IMBECIL.

—Ah yo, si es que mi número, yo no tengo número, o sea si tengo. — paré de hablar al escuchar una risa disimulada de Ashton. Alguien quiere terminar en la morgue.

Ella volvió a captar mi atención escondiendo sus labios para aguantar la risa. — Es que no se me mi número de memoria, perdón.

Palpe mi pantalón en busca del bulto del teléfono, al no sentirlo en mi pantalón y mirar con desesperación y recordé que lo deje apagado sobre mi cama, no tengo mi teléfono, chistoso.

Ay.

—Oye, perdón, enserio, pero creo que se me quedo en la casa. — Alycia puso los ojos en blanco y se acercó con su teléfono.

—Yo te doy su teléfono.

Ashton se mantuvo alejado tomando su bebida. —Ahuevo chismecito.

Quite mi mirada del chismoso para fijarme en la nueva acompañante que se había apoyado en el mesón. — ¿Tienes dos pies izquierdos? Porque te aviso mis pies son muy bonitos para que se dañen. — levanto la ceja.

Si, estoy roja.

—No, o eso quiero pensar.

—¿Entonces quieres bailar?

Mire a Alycia en busca de que decir y ella abrió los ojos exageradamente ¿Eso que mierda significa?

Volví a fijar mi vista en la chica.

¿Quién soy yo para rechazar a tremendo monumento?

Ordene las palabras en mi mente. — Quiero yo sí. O sea no, yo si quiero.

Mamá cuando me hizo no le echo ganas, por eso quedé así.

Me tendió la mano para sacarme a la pista y por primera vez me fije en lo que llevaba puesto, ya no era el traje formal de esta mañana, ahora llevaba un top de encaje negro con una camisa blanca desabotonada y unos pantalones negros con una cadena colgando de un lado. Completamente hermosa.

Sus labios para mi sorpresa tenían un piercing en el medio del labio inferior en forma de argolla, ella estaba muy tranquila, muy segura y a mi me estaba dando un derrame cerebral, la mujer que tenia en frente tenia una actitud muy dominante. Definitivamente la profesional mujer que iba en traje a tomar café era muy distinta a la mujer con perforaciones y actitud dominante.

—Si tus ojos tuvieran rayos x ya me hubieras visto hasta los pecados. — ambas de sus manos estaban en mi cintura, acercándome.

Me esta tocando, está muy cerca.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora