Capítulo 33: Dicen que la desilusión es parte de la vida

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– Thania Knightley –

Odio que la gente suponga cosas sobre mi ¡Déjenme hablar primero chismosos de cuarta!

Hay una descripción típica sobre mi persona que he arrastrado desde que mi imagen fue revelada al ojo público.

"Quien no quisiera tener la vida resuelta, Thania Knightley es una joven privilegiada en todos los aspectos"

Según el mundo tengo una vida estable y resuelta, sentirse en plenos diecisiete a mi edad es como estar en medio de la nada, te llevan asustando durante años sobre la adultez, las verdaderas responsabilidades, aprovecha tu juventud, pronto te estamparas contra la realidad.

Quien me iba a decir que aun así después de cumplir ya hace mucho tiempo la mayoría de edad, ahora me encontraría en un bloqueo existencial, no se que hago, a veces no se si estoy respirando, pero quiero creer que pongo suficiente atención a mi entorno como para sobrevivir. El tiempo avanza y no puedo pararlo.

Tener que enfrentar mis preocupaciones era peor que cualquier dolor que hubiera experimentado en mi vida, porque me perseguía todo el día, me agotaba y no me dejaba disfrutar ningún momento sin pensar inconscientemente en ellos.

Sin duda tenía mi vida hecha mierda hablando sentimentalmente, digna de una canción del 2021 super honesta y rompe estabilidades. Ósea si, todos saben de cuales hablo.

La única razón para estar sobre pensando mi existencia más allá de la evidente falta de estabilidad mental en estos días, es que mañana me caso.

Mil y un preparativos en curso, gente volviéndose loca, Tweets de mi persona por todo el internet haciendo bromas sobre la inesperada boda y gente asegurando que esto era closeting.

DESCUBRIERON AMERICA IMBECILES.

Después de años contratando a una señora para limpiar mi departamento y después de años de vivir con gente que me atendiera, yo, una de las mujeres más poderosas de los últimos años y que nunca en su vida tomo un trapeador, estaba limpiando a fondo su casa. Cada rincón que se te ocurriera ya estaba limpio, llevaba una hora pasando el mismo paño por la encimera ya limpia y Ashton estaba en posición de indio en el sillón, arrugando aleatoriamente la nariz por causa del olor de los químicos, químicos que no sabía si había usado bien.

La alfombra se está descolorando, por un lado, nos vamos a morir.

—Esa encimera se esta gastando de las veces que has pasado el pañito, ya esta limpio mujer — dejo la revista con portada de una rubia en un corse del antiguo Hollywood a su lado — el lugar huele a amoniaco — arrugo la raíz asqueado. — ¿Escondes un cuerpo acaso, o piensas matarme a mí? Eso es toxico tonta.

— Por eso ya no podía oler nada — mi mirada dejo ver pánico absoluto. — Siento que me muero aquí adentro.

—Vas a matar de un paro a la señora de limpieza cuando tenga que venir a arreglar tu desastre.

— Este departamento ya no será mío, viviré en una mansión asquerosamente grande pagada por papá.

— Ay si, que terrible — lo mire entrecerrando los ojos por su sarcasmo — Vivo en un departamento que no es ni la mitad de lo que es tu apartamento — abrió la puerta respirando hondo — Puedo ir al baño, estar cerca de la cocina y ver la televisión — hizo comillas con los dedos. — Todo al mismo tiempo.

— Al menos tu tienes vida propia, quejica.

Una vieja grito desde el piso de abajo "¡¿Y ese olor asqueroso?! ¡voy a hacer que la saquen del edificio! ¡me tiene harta con los ruidos vecina!"

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora