Capítulo 14: El dia en que mi vida se volvió una pelicula de acción

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– Katra Castle –

Las distracciones llegaron junto con un mensaje de Leo ¿Recuerdan? El chico que teje y tiene muchos tatuajes. Mi ex compañero de la universidad.

Creo que ya no es necesario explicar mi odio por las reuniones sociales, así que pensé en retractarme, después me dormí pensando en Thania y me di cuenta necesitaba despejarme. No soy ni un poco buena en manejar mis sentimientos.

Era sábado y no trabajaba los fines de semana, mi buen humor gracias a no tener nada que hacer era muy evidente y amaba dormir hasta tarde con la certeza de que en la tarde no tendría nada que hacer más que repetir lo 3 mismos capítulos de mi serie favorita solamente para ver los mejores momentos de mi pareja favorita.

Coloqué mi teléfono en silencio para no distraerme con nada durante el día, desconectarme del celular es por primera vez una opción. Mi mamá estaría orgullosa. Leo vino a buscarme prometiéndome que al volver el me llevaría a casa.

Entramos y vi a varios exalumnos, algunos de otras carreras y otros que no conocía, seguramente invitados de los alumnos, Leo me presento a su pareja, era un chico bastante tímido, no hablaba mucho con los demás y se notaba que su zona de confort era Leo, solo con el hablaba mucho, se le quedaba mirando y susurraba cosas que quería comentar al grupo, pero no se atrevía.

Inevitablemente me dieron celos.

Dios me canse de ser tu mejor guerrera, mándame una señal.

Vi le mesa en busca de una rosa blanca, lo único que encontré fue una polilla caminando cerca de mi brazo.

Reprimí las ganas de matarlo por el llorón que estaba sentado a mi lado.

Seguramente después volvería sola a casa, vería unos buenos maratones de Grey's Anatomy mientras como maruchan.

Con razón estoy sola.

Me pare para ir al baño para tener 5 segundos de silencio, me saqué los anillos que llevaba en la mano para lavármelas, el baño estaba solo a primera vista hasta que una chica salió de uno de los cubículos. Mi mirada se clavo en la chica castaña al saber inmediatamente quien era.

Como no, si estuve enamorada de ella desde que tuvimos un trabajo de escultura juntas, ella me esculpió a mi y yo a ella, mirarla tanto tiempo hizo un gran cortocircuito en mi raciocinio.

Maldito sea el día, del mes, del año en que mi mamá decidió coger.

—Katra, un gusto volver a verte. — me sonrió incomoda.

¿Es necesario agregar que me rechazo? Si, rechazo a una Katra tímida, torpe y la mayoría del tiempo con las mejillas sonrojadas, con el pelo mucho mas corto que ahora y un complejo mucho mas grande con su sexualidad, una Katra que lloro semanas por su rechazo.

—¿Bien y tú? Digo no, igualmente.

Mentalmente me hice bolita en una esquina.

Éramos amigas, mi mamá la adoraba por ayudarme a salir de mi zona de confort, ella incluso me dio la iniciativa de contarle. También me consoló cuando me rechazo y rompió la rosa que le había dado.

—Mira Katra, llevo con una espinita hace mucho tiempo por lo que paso entre nosotras en la universidad, quería disculparme por como maneje la situación, realmente me arrepiento de como actué. — dio una pausa sin dejar de mirarme. — ¿Crees seria muy atrevido de mi parte pedirte el numero? Digo, para arreglar todo este asunto. — se acercó un poco y yo me aleje. No es que sea muy fan del contacto físico con quien no tengo esa confianza.

—No creo que me sienta cómoda con eso.

—Al menos un trago. — sonrió. — -Para recordar los buenos tiempos.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora