Soledad

16- Invasión

ALEX

Abracé mis brazos con más fuerza al rededor de Kara, apretandola suavemente; el resto de la noche había estado en esta misma posición y el dolor de cuello y hombros me empezaba a molestar, pero yo de aquí no me muevo hasta que este segura de que Kara esta más calmada.

La noche anterior, mientras veíamos la película, de la nada Kara empezó a llorar. Al principio ni siquiera lo noté, mi mente se encontraba en otro lado pensando en lo que sucedería en el futuro en lugar de tratar mi presente...

Pensaba en esa pequeña posibilidad de si esto significaba que Cadmus había ganado, si nosotros éramos en realidad los que más habían perdido en esta batalla... Si Cadmus me había costado una hermana, y si talvez Kara nunca volvería a ser la misma.

Cuando noté la mirada preocupada de Lena en dirección a mi hermana, voltee... fue ahí cuando lo vi.

El brillo tenue que escurría por sus cachetes, con sus ojos firmes clavados en la televisión... no hacía ruido, solo leves sonidos de su nariz sorbiendo con su boca ligeramente encorvada hacia abajo, su cuello rígido y la mandíbula apretada tratando de mantenerse callada y aguantar el dolor.

Esa noche Kara no durmió, por lo tanto yo no dormí. Kara se mantuvo sorprendentemente despierta toda la noche, sin mostrar ni un solo rastro de somnolencia y con los ojos firmemente fijados en la pared.
Tenía miedo de que estuviera perdida en algún episodio de TEPT, perdida en ese lugar que tanto daño le había causado. Y yo solo me quedé ahí, abrazándola por detrás y manteniéndome en vela junto a ella, quería hacer más pero no sabía como.

13 horas habían pasado desde que eso sucedió; cuando la película terminó Kara ya estaba más calmada pero seguía sin mostrar signos de comunicarse.
Maggie decidió quedarse también, envuelta en una manta recostada en el sofá profundamente dormida conmigo dándole la espalda en la cama de Kara.

Me incline para ver el rostro de Kara, ya no era una sorpresa para mí encontrarme con sus ojos todavía abiertos.

Mamá entró en la habitación llevando una bandeja con mucha comida en ella.

-Dime que al menos dormiste un tiempo- susurró mirándome al percatarse que Maggie si estaba descansando.

-No, no podía dejarla sola- respondí mirando a Kara.

-Hola, cariño- se encorvó suavemente para mirar a Kara y acariciarle el cabello; Kara tembló apartándose asustada cuando sintió la mano en su cabeza -Lo siento, perdón hija. Soy yo, Eliza- sin embargo Kara se abrazó a sí misma y no la miró.

-Kara, oye- trate de llamar su atención pero me distrajo una humedad repentina debajo de las mantas. Al levantarlas vi como la mancha se esparcía en la bata de Kara. -¿Que?... mamá- llamé

Se acercó para ver lo que había pasado y una melancolía en sus ojos empezó a aparecer.

-Su herida en el abdomen se abrió, tráeme el equipo de suturas- Pidió y yo me levante de inmediato en busca de lo pedido.

-Sujétala- y así lo hice, tomé las manos de Kara entre las mías asegurándome de que no se moviera pero sin lastimarla. Al comenzar el procedimiento Kara comenzó a agitarse.

-Shhsh, vamos a curarte, nadie te esta haciendo nada malo- susurre en su cabello pero ella seguía queriendo alejarse y sus ojos seguían distantes como si no supiera lo que pasaba realmente, comencé a preocuparme-Tranquila, mira es Eliza, aquí no hay nadie que quiera lastimarte, solo está tratando de ayudar- Cuando comencé a creer que Kara jámas se calmaría mamá anuncio que había terminado y comenzó a vendarla.

-Ve a ayudarla a cambiarse y limpiarla mientras yo cambio las sábanas- ordenó

Cuando termine de limpiar y cambiar a Kara la coloque con cuidado en la silla de ruedas. Me quedé un momento en blanco recargada en el lavabo del baño. Miré a Kara con su mirada vacía y su boca ligeramente abierta; esta no era mi hermana, Kara Danvers era un sol andante que a donde quiera que fuera emanaba su luz por todos lados, todo el mundo la conocía por esa burbujeante personalidad y esa sonrisa grande que mostraba los dientes y formaba arrugas en sus ojos... ahora necesitaba ayuda para hacer todo, no podía caminar ni hablar, era una marioneta suelta en mis brazos, estaba vacía y no sabía que hacer para arreglarlo.