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...

Quizás te amé.

Siempre me pregunte si lo que mis ojos reflejaban por ti, tu lo alcanzaste a ver.

No sé porque aun recuerdo aquel aroma a paz que gobernaba mis días a tu lado.

El sol mentía al darme su suave calor en mi piel,

La luna se reía de mis divagaciones a media noche.

Puede que tuviera miedo, era cobarde

Pero tú callaste siendo valiente, y no tuve ganas de llorar.

Dicen que el primer amor es una lluvia torrencial

Que cuando escampa te muestra el vacio de una pradera sin igual.

Quizás te deje de amar, cuando comencé a amarte.

...

Mirar lo despejado que esta el cielo es hipnotizante. Aunque mis lágrimas bajen tan calientes como la lava por mis mejillas, aquel lugar se ve tan alegre y armónico, que vamos en tonos desencajados. Aquella virgen quien recibe el sol con todo su esplendor podría bajar la mirada en cualquier momento, y juzgarme. Había pasado una línea incorregible y el silencio me hizo sorda de toda esperanza. Sé que soy culpable. Había mentido, susurrado a su oído palabras tras palabras prometiendo no tocar. Y a la vez, aquel vacio que me hace llorar me enfurece.

Respóndeme –Le digo de forma fiera a la estatua mientras seco mis lagrimas – ¿Yo también merezco el infierno solo por probar la manzana?

Mi creciente resentimiento hace que respire fuerte, y me dé la vuelta para ir al salón de clases. No sé que trataba de conseguir al gritarle a una estatua, pero lo que fuera, puede podrirse en aquel lugar. Evito toparme con cualquier persona que me conozca antes de subir corriendo las escaleras, y al llegar al salón abro aquella puerta corrediza de forma fuerte. Para mi sorpresa, Katie está en su escritorio y las luces están apagadas haciendo que la claridad se filtre por los ventanales que dan al patio. Sus perfectos ojos verdes me miran fijamente antes de que se quite un audífono y lo extienda hacia mí. Mis pasos suenan suavemente y al sentarme a su lado y colocarme el audífono, comenzó a sonar una canción antigua. Quizás es por la tonada, o por el "i'm a fool to want you" pero existen dos realidades chocando entre sí en un mismo momento. Y es que mi sonrisa tiembla, y mis lágrimas comienzan a salir nuevamente. Como un día soleado con lluvia. No hice acción para cubrirme, solo le deje estar, y ella quien ni siquiera me miraba se quito el suéter para colocármelo. Aquella capucha oscura, llego a cubrir cierta vergüenza que estaba sintiendo por dejarme llevar, mas ningún comentario salió al respecto.

Deje que mi cabello actuara como cortina, mas su mano barrio de forma limpia y toco mi mejilla haciéndose con una de mis lagrimas. Sus ojos verdes quienes chocaron con los míos, se sentían como mares calmados, y de golpe me acerco para darme un abrazo. Era extremadamente cálido. Como si el dolor fuera algo que ya había arropado varias veces. Ella tenía una combinación de olores, entre primavera e invierno.

Cuando la luz del salón entro en juego y se comenzaron a escuchar voces que entraban al lugar, intente separarme, mas su mano me tomo atrás de la cabeza y me apoyo en su hombro con aquella capucha puesta, lo cual hacia que mi cara se cubriera por completo.

¿Perrie? –La voz de Olivia se escucha, mas Katie no me suelta

Vino enferma –Responde ella de forma casual –Cuando la encontré, estaba hirviendo de fiebre

Dios –Dice Ekaterina – vamos a llevarla a la enfermería

Vamos Perrie –Me acaricia de forma suave sobre la capucha

El beso de JudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora