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¿Qué se sentirá ser invisible?

...

Sentía una parte de mi desfallecer. Tenía a Katie abrazada, como si el mundo se estuviera partiendo. Sus manos apretaban mi camisa, y sus lágrimas silenciosas mojaban mi hombro. El bosque tenía una tempestad, y se había roto sin darme oportunidad de entenderlo. Seguíamos en el mismo lugar, pero ya nada importaba más que la chica quien se apoyaba en mí, y quizás fue aquello, pero cuando se separo dando leves respiraciones como para calmarse, no hizo contacto visual de forma inmediata, sino que cerró sus ojos, dejándome ver aquel perfecto puente pintado de azul junto a sus largas pestanas.

Yo necesito ir al baño –su voz baja me hace levantarme con su mano entre las mías, lo cual le hace seguirme. No vi a mis primos ni a mi hermana cuando entramos, solo le guie lejos de todos como ella quería. Iba a soltar su mano, pero simplemente me agarro mas fuerte –lo bueno de la pintura azul –es lo que me dice, tratando de desviar mi atención. Pero mis ojos, solo pueden ver como sus lagrimas siguen bajando, y cuando cierro la puerta tras nosotras, se apoya del lavabo soltándome para lavarse la cara.

Solo me apoye de la pared dándole la compañía que tanto quería, pero a la vez el espacio que quizás necesitaba. Alzo su rostro y me miro en el reflejo, se veía turbada, melancólica y muy azul.

Yo –comienza de forma baja, desviando sus ojos hasta sus manos, quienes aprietan el lavabo. Siento la necesidad de colocar mis manos en las suyas, lo cual hago, y cuando la toco ella simplemente me mira

No tienes que decir nada, pero puedes llorar si es lo que necesitas –me reflejo en su pupila de tal manera, que es adictivo, y cuando acorta la distancia para fundirse en un abrazo, mis brazos la refugian de forma fuerte

¿Cómo hago? –El susurro me eriza la piel, mientras mi manos le acarician la espalda –no sé cómo seguir fingiendo, ella se había ido, pero muy adentro de mi tenía la esperanza de que regresaría. De que me arroparía en sus brazos y me diría "hija, aquí estoy" pero –sus manos quienes agarran mi camisa fuerte se sueltan, cuando deja su cabeza en mi hombro –pero se ha ido. Se fue definitivamente, y nos dejo con este dolor. Me dejo con este dolor. ¿Cómo sigo viviendo? –Mis lagrimas comienzan a bajar por mis mejillas, y un miedo pequeño se aloja en lo más profundo de mi ser –Yo tenía que cuidarlo, todo es mi culpa. Si tan solo el siguiera vivo, nada se habría roto. Yo destruí a mi familia... yo... yo –el dolor que dejaba asomar era abrumador, formándome un nudo en la garganta. No existían palabras que consolaran su alma, pero no la solté. Deje que llorara hasta que el silencio fue nuestra mayor compañía. Sus manos se separaron de mí lentamente. Sus ojitos estaban rojos, pero de nuevo estaba ahí, aquel vacio que me reflejaba y devoraba.

Salimos del baño tomadas de manos. Mi madre estaba apoyada en la pared frente al baño, y cuando nos vio, sonrió de forma tan suave que me dieron ganas de llorar hasta a mí. Tenía en su mano derecha una bolsa llena de aceite con jabón líquido, y en la izquierda algunas toallas pequeñas.

Nosotras ocuparemos este baño, los demás están en los otros tratando de decolorarse –ella da un paso, colocando su mano de forma dulce sobre la cabeza de katie, haciendo un leve cariño –Perrie, trae dos banquitos, mientras yo lleno la bañera de agua caliente

¿si? –observo a katie quien tiene la mirada baja, mientras mi madre le acaricia el cabello –si –es lo que termino de decir, antes de salir corriendo, para buscar dos taburetes. En la cocina, al entrar me encuentro a Cameron con Angelos. Mi hermanita quien está sobre la encimera con sus piernas abiertas, deja a Angelos tomarle la quijada para limpiarle el rostro con aquella toalla

Hola peki –su voz hace que Angelos voltee a mirarme y de forma automática me lance el trapo haciendo que me agache como reflejo, pegándole en la pared

El beso de JudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora