¡Especial de Halloween dedicado a: @Daniela__Tania ! Muchas gracias por tu ayuda y apoyo u///u
❝Meliodas❞
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—¿Qué te parece? ¿Me veo bien? —preguntó dando una vueltecita el rubio mostrándole completamente el traje de vampiro que llevaba.
Ella se quedó callada, analizándolo.
—No es el mejor, pero supongo que está bien —dijo encogiéndose de brazos, notando el rostro enojado del contrario—. Bromeo, me gusta mucho —rió levemente, regresando la sonrisa del de ojos verdes.
—Me alegra que te guste, en tu habitación deje el tuyo —dijo cerrando los ojos, causando que la fémina lo mirara con sorpresa—. ¡Vamos! ¡Ve a ponértelo!
—Lo siento, yo no uso disfraces de niños —rió ella mientras evitaba verlo, el demonio mostró un poco de molestia, para después sonreír.
—¡Yo también bromeaba! —se echó a reír carcajadas—. Pero en la habitación dejé la decoración de Halloween, ¿podrías traerla por mi?
Lo miró de manera sospechosa, para después suspirar y caminar hacia las escaleras. No se dio cuenta de que el rubio venía detrás de ella, y una vez que entró en la habitación, él cerró la puerta con llave, dejándola encerrada.
—¡Meliodas! ¡¿Pero qué...?! —sorprendida se dio la vuelta, golpeando la puerta.
—No saldrás hasta que te pongas el disfraz —dijo con una sonrisa de victoria, ella se quejó.
—Bueno, no me molesta quedarme aquí toda la noche —respondió recargándose en la puerta.
—Si tú lo dices... aunque si te da hambre ahí está un delicioso pay que yo mismo hice —dijo dando media vuelta y regresando por donde había venido—. ¡Además de que si no vienes le tendré que dar eso a los clientes!
La fémina se tapó la boca, con asco y sorpresa. Pensó rápidamente; si Meliodas cocinaba los clientes se irían, y si eso pasaba, no tendría suficiente dinero para pagar sus deudas. Se regañó a sí misma, recordando que creer en el rubio no siempre es buena idea.
Miró el disfraz de vampiro que descansaba en la cama que compartía con el de ojos verdes. Suspiró, no tenía otra opción, ¿o si?
Lo tomó con cuidado y se le quedó mirando detenidamente. Aveces llegaba a odiar a Meliodas demasiado. Se lo colocó con un poco de molestia y lentitud.
Tocó la puerta, esperando que el rubio pudiera escucharla. Después de unos segundos, escuchó sus pasos y la puerta de abrió levemente. Pasó a un lado del de ojos verdes, ignorándolo.
